domingo, 18 de agosto de 2013

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GABINETE EN APUROS












Mucha tinta con buenos deseos hemos leído en estos días, a raíz de los cambios que el Gobernador de Veracruz, Javier Duarte decidió hacer en su equipo: Secretaria de Finanzas y Planeación, Secretaria y Subsecretaria de Gobierno, Secretaria de Comunicaciones, Secretaria de Desarrollo Social, Colegio de Bachilleres, Comisión de Agua del Estado, y Fideicomiso del 2% a la Nómina.

Junto a los beneplácitos y felicitaciones, destacan los augurios y expresiones que procuran dar esperanza a los veracruzanos; también se especula sobre lo adecuado de los perfiles  y, desde luego, sobre el “potencial político” de algunos acelerados que padecen la ambivalencia entre trabajar para llevar “agua a su molino” o al del jefe.




 La mayoría de las notas y comentarios publicados en torno a estos cambios tan esperados en una parte de la clase política veracruzana, tienen en común el voluntarismo, la subjetividad y optimismo carente de contexto como si cada dependencia de la administración publica fuera en realidad autónoma e independiente respecto de los ayuntamientos, del gobierno estatal y federal o de otros factores internos o locales no menos importantes.

Se entiende que esa sea la opinión publicada, que no la pública, pues en particular estos cambios en el gabinete, con o sin la voluntad de sus protagonistas, son de hecho ubicación de posiciones y “reparto de tareas” con un puerto de destino inmediato: la elección de gobernador en 2016.

Habrá que seguir de cerca el desarrollo de la primera entrada para ver el desempeño en la cancha. Comen ansias los que suponen que la colocación de los jugadores, es garantía de llegar a finales, sea como jugadores o  como correligionarios de un mismo equipo. Exageran sus posibilidades al desdeñar a otros aspirantes igual, más o realmente afines al gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto y sus estrategias diferenciadas de gobernabilidad en las entidades federativas.

Para dejar atrás la fantasía, la euforia y el voluntarismo, ver con realismo “el tamaño del paquete” y estar en condiciones de dar pasos seguros con resultados medibles por beneficiarios y no solo por presencia mediática, resulta útil el análisis político que se aparta de visiones subjetivas para identificar y ponderar los factores y circunstancias reales que determinan el quehacer de los nuevos Titulares, de sus colaboradores y, en general de cada una de las dependencias y organismo. Solo un ejercicio crítico así puede contribuir a identificar retos y oportunidades para aquellos  que se afanan por estar en la jugada grande sin atenerse demasiado a padrinazgos o imagen comprada y sí por méritos basados en la entrega de buenos resultados.


“No hace falta lo que tu propones” me dijo una amiga experta en movilidad de gobernadores y de la clase política y, remató, “los frutos de un político ya pueden ser un producto mediático, de creativos en marketing político, de tal modo que hasta los mas desaseados, a la hora del salto de chapulín, pueden lucir impecables. En la llamada realpolitik, la verdad también se inventa, así que no te quiebres la cabeza con análisis que llevan al desencanto de lo increíble pero  posible en una democracia inmadura.”

Desgraciadamente es verdad lo que me dijo mi experimentada amiga y ahora integrante del equipo del Presidente, pero también lo es que los electores veracruzanos aprendieron a valorar su voto y ya casi no es posible comprarlo con una promesa, una despensa o baratijas de campaña. Tienen memoria, sacan sus cuentas , reclaman compromisos acumulados y aplican castigos. Se están volviendo “ciudadanos”, diría mi estimada condiscípula,  Rebeca Arenas, próximamente de visita por Xalapa.

Todo esto y más invita a que aquellos que no quieran exponerse al descalabro electoral necesariamente volteen su mirada hacia los retos y las posibilidades reales que prevalecen al interior y exterior del espacio institucional en cuya cabeza han sido designados.

Intereses de sindicatos, exceso de burocracia, infiltración de grupos de presión para el caso de las licitaciones, funcionarios inútiles pero muy bien recomendados, políticos asilados, adeudos a proveedores, adeudos a trabajadores, inexistencia de libros blancos, organismos adscritos pero no entregados formalmente, aviadores de todos vuelos, duplicidad de estructuras y funciones, problemas de todo tipo en líneas de mando, falta de recursos para operación de programas, auditorias de la federación en curso o pendientes de solventar, fondos federales  atorados, falta de proyectos y/o de capacidad para generarlos, parque vehicular para llorar, leyes secundarias sin reglamento (como la de obra pública) reglamentos sin manuales de organización o si los hay, están obsoletos.

Programas Operativos Anuales que no arrancaron porque los recursos federales no han llegado, obras en proceso detenidas por falta de recursos, o sea, en 4 meses, - de septiembre a diciembre- si es que llegan, cada dependencia estará retada a ejercer recursos que se programaron ¡para 12 meses!. Inevitable llegar a diciembre en subejercicio de recursos.



Por si el retraso de los recursos federales fuera poco, las Dependencias y Entidades del Gobierno del Estado a través de sus áreas operativas y administrativas no han llevado a cabo la gestión estratégica de programas de obras y acciones ante el gobierno federal de manera oportuna de conformidad con los lineamientos que se aplican en la materia. No obstante, en base a la instrumentación del Plan Nacional de Desarrollo emitido por el Titular del Ejecutivo Federal, está pendiente de realizarse la primera alineación de objetivos, estrategias y líneas de acción  del Plan Veracruzano de Desarrollo y los planes sectoriales.


Los nuevos funcionarios tendrán que saber sacudir, barrer, gestionar, torear, reformar estructuras, atender pagos de deuda, en pocas palabras, hacer camino y caminar, hacer milagros para entregar buenas cuentas y cumplidos resultados o tomar la vía corta resumida en palabras de aquel amigo y secretario del ex gobernador Miguel Alemán con quien tuve la oportunidad de colaborar; “a mi no me contrató el gobernador para policía de funcionarios, y en el caso de supuesta corrupción o de irregularidades jurídicas o administrativas heredadas, mi obligación se limita a comunicar de ello a la Contraloría del Estado para que lleve a cabo las investigaciones, determine y finque responsabilidades si las hubiera y ordene los correctivos pertinentes; lleva el registro patrimonial, la validación de estructuras, la entrega recepción y el cuidado del patrimonio del Estado. Mi trabajo es realizar y promover proyectos que beneficien a los veracruzanos.”


Ciertamente, en la actualidad la Contraloría del Estado es la dependencia responsable de la función de control y  evaluación gubernamental y desarrollo administrativo, así como de la inspección y vigilancia de los ingresos, gastos, recursos y obligaciones de las dependencias y entidades de la Administración Pública Estatal, durante el ejercicio presupuestal correspondiente, situación que le ha restado credibilidad ante los ciudadanos veracruzanos por la falta de resultados de la misma. Quizá las cosas cambien cuando se de su alineamiento con el nuevo enfoque y esquema de fiscalización que se propone llevar a cabo el Presidente.


De todos estos retos y adversidades, quiero destacar los siguientes:

  • El difícil reto de renegociación de la deuda. La falta de financiamiento económico y las adversidades para gestionarlo oportunamente de fondos autorizados por el gobierno federal.

  • La magnitud de los rezagos y el tiempo neto de trabajo de que dispone cada secretario para entregar resultados de alto impacto económico-social, previo a la elección de gobernador. (30 meses sin contar las intermedias)

  • La falta de vocación al servicio público, de planeación y de cultura de equipo en todos los niveles y cuya expresión mayor es el llamado “fuego amigo” .

Estos retos a que se enfrenta el Gobernador y su nuevo gabinete, no son imposibles de vencer pero tampoco menores. A mitad de la gestión, se ve que el proceso de negociación política de la renovación ha sido atípico por difícil y supone nuevos equilibrios. Además de disciplina y de enormes esfuerzos de coordinación, va a ser indispensable, contrario a las inercias, unidad, trabajo con resultados y periódicos baños de agua fría para los que acelerados.





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