UNO,
CIEN, MILES,
ANGEL DE MARIA
Con gran alegría fue
recibida la joven maestra Ángel de María Soto Zárate este domingo en misa de
las 12 horas. La catedral de Xalapa completamente llena de feligreses en aplauso
cerrado recibió a quien había sido víctima de la corrupción y la impunidad.
¿Qué pasó realmente con la liberación de Ángel de María? ¿Fue la
presión de las redes sociales como se dice?
¿Cuál
es el impacto para el Estado Mexicano y de alguna forma de sus homólogos en América
Latina al quedar en evidencia de corrupción?
¿Qué consecuencias tiene la liberación de Ángel
de María con la próxima visita del Papa Francisco a Brasil y particularmente con su mensaje a la Reunión Mundial
de la Juventud?
¿Escogió esa nación de minoría católica el
Papa o sus asesores se lo eligieron como parte de una estrategia para atraer a
la juventud, misma que se verá obligado a revisar ante la repentina “travesura”
del innombrable?
¿Dará
a conocer la Primera Autoridad de la Jerarquía Católica la reorientación para la juventud amenazada
por la concupiscencia y el consumo de drogas?
Responder a estas y otras interrogantes provoca
más dudas que certezas ¿Porqué las redes sociales no han tenido éxito en el
caso de miles de detenciones arbitrarias?
¿Quién
tutela hoy los derechos fundamentales de los mexicanos, el Estado, las redes
sociales o la iglesia católica como lo acaba de demostrar?
¿Merecen felicitación senadores, diputados,
y demás funcionarios federales y estatales por
la injusticia rectificada o simplemente cumplieron con su deber como es de
esperar que lo haga en el caso de las cien, y miles de personas que, como Ángeles de María, padecen
injustamente la maquinación de delitos, el encarcelamiento, secuestro, y toda clase
de abusos de autoridad?
¿Cuándo volveremos a saber de más casos de
funcionarios así de responsables en la procuración de la justicia? La alegría
de vivir en paz es una bendición de Dios pero también un derecho de todos.
La fama compromete al que la recibe, al que
la aplaude y más al que la otorga porque
lo compromete a luchar para que se castigue a los responsables del atropello. ¿Tendremos
que esperar mucho para verlo y aplaudirlo? No tengo las respuestas, más de lo
que sí estoy seguro es que si la impunidad no se castiga, se reproduce, se le
oxida la espada a San Miguel Arcángel.
NOTA: reconocimientos y aplausos a
funcionarios que colaboraron en la liberación de Ángel de María, no me los
platicaron, lo escuché en Misa en compañía de mi familia.
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