lunes, 22 de julio de 2013

UNO, CIEN, MILES, ANGEL DE MARIA



UNO, CIEN, MILES,
 ANGEL DE MARIA

Con gran alegría fue recibida la joven maestra Ángel de María Soto Zárate este domingo en misa de las 12 horas. La catedral de Xalapa completamente llena de feligreses en aplauso cerrado recibió a quien había sido víctima de la corrupción y la impunidad.

¿Qué pasó realmente  con la liberación de Ángel de María? ¿Fue la presión de las redes sociales como se dice?


 ¿Cuál es el impacto para el Estado Mexicano y de alguna forma de sus homólogos en América Latina al quedar en evidencia de corrupción?

¿Qué consecuencias tiene la liberación de Ángel de María con la próxima visita del Papa Francisco a Brasil y  particularmente con su mensaje a la Reunión Mundial de la Juventud?

¿Escogió esa nación de minoría católica el Papa o sus asesores se lo eligieron como parte de una estrategia para atraer a la juventud, misma que se verá obligado a revisar ante la repentina “travesura” del innombrable?

 ¿Dará a conocer la Primera Autoridad de la Jerarquía Católica  la reorientación para la juventud amenazada por la concupiscencia y el consumo de drogas?

Responder a estas y otras interrogantes provoca más dudas que certezas ¿Porqué las redes sociales no han tenido éxito en el caso de miles de detenciones arbitrarias?

 ¿Quién tutela hoy los derechos fundamentales de los mexicanos, el Estado, las redes sociales o  la iglesia  católica como lo acaba de demostrar?

¿Merecen felicitación senadores, diputados, y demás funcionarios federales y estatales por  la injusticia rectificada o simplemente cumplieron con su deber como es de esperar que lo haga en el caso de las cien, y miles de personas  que, como Ángeles de María, padecen injustamente la maquinación de delitos, el encarcelamiento, secuestro, y toda clase de abusos de autoridad?  

¿Cuándo volveremos a saber de más casos de funcionarios así de responsables en la procuración de la justicia? La alegría de vivir en paz es una bendición de Dios pero también un derecho de todos.

La fama compromete al que la recibe, al que la  aplaude y más al que la otorga porque lo compromete a luchar para que se castigue a los responsables del atropello. ¿Tendremos que esperar mucho para verlo y aplaudirlo? No tengo las respuestas, más de lo que sí estoy seguro es que si la impunidad no se castiga, se reproduce, se le oxida la espada a San Miguel Arcángel.

NOTA: reconocimientos y aplausos a funcionarios que colaboraron en la liberación de Ángel de María, no me los platicaron, lo escuché en Misa en compañía de mi familia.





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