jueves, 31 de octubre de 2013

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MÉXICO ¡SIN CIUDADANOS!









MÉXICO ¡SIN CIUDADANOS!

En la relación de los mexicanos con las instituciones del Estado hay toda clase de personas, excepto ciudadanos si hemos de admitir como tales a los mayores de edad que conocen y ejercen plenamente sus derechos y obligaciones. En cambio son mayoría los que desconocen sus derechos constitucionales, los desinteresados en la cosa pública y, en acelerado crecimiento, los inconformes, los desesperados y los núcleos violentos o enojados; muchos otros son de sometimiento y actitud pasiva ante el poder político; de todo hay menos ciudadanos, éstos, si los hay, son muy pocos. La promoción de acciones para “hacer ciudadanía” o  “empoderamiento ciudadano” confirma precisamente su inexistencia. Tal parece que estamos ante un problema de origen genético, de identidad cultural que nace con el surgimiento mismo del Estado Nacional.




 O sea, no somos una sociedad con cultura de la legalidad ni con disposición o voluntad para cumplir y exigir el cumplimiento de las leyes a nuestros gobernantes y funcionarios. Más es la disposición a violar las reglas o simular su acatamiento. Eso sí, abundante en leyes que no se cumplen y de políticos que las cacarean como “realidades” sociales. Cierto que gozamos de derechos constitucionales de expresión y asociación pero con una realidad en la que hay predominio casi absoluto de organizaciones sociales – sindicales, gremiales, profesionales, y políticas-  cerradas, de clanes familiares y antidemocráticas aunque formalmente presuman de lo contrario.


Por si fuera poco, la cohesion social, desde la familia hasta la comunidad, por lo menos, está quebrantada por todos lados, empezando por el bombardeo televisivo que promueve el confort individualista y consumista que le conviene.


 A pesar de todas las reformas electorales, la llamada “democracia representativa” está en entredicho. Con altibajos, los organos de representación siguen perdiendo la poca credibilidad que tenían; su oferta reformista parece que se quedó en las campañas previas o en la agenda de papel. La dinámica del proceso legislativo es un complejo mar de fuerzas cuyos representantes pratican el trueque de votos y de posiciones a nombre de sus representados sin que estos jamás sean realmente consultados y debidamente informados del sentido y argumentación en la que diputados y senadores basan sus desiciones y acuerdos. El cabildeo no es ni puede ser transparente y de cara a la sociedad porque siempre lleva intereses no confesables.


Sin ciudadanos, es precario o inexistente el poder de la sociedad civil frente al Estado. También sin organización social democrática y participativa: nuestro corporativismo sindical está en coma y no culmina el prolongado nacimiento  del así mismo llamado “sindicalismo democrático” o bien, degeneró en grupo de presión para prevendas de líderes. La estabilidad social y politica está gravemente amenazada (D,F, Michoacan) La ausencia de ciudadanía y el atraso político han pasado a ser determinantes del proyecto transformador, venga de donde venga la propuesta.


¿Qué se supone que están haciendo los partidos en el poder para promover la creación de ciudadanía? ¿Acaso cumplen con su obligación en materia de fomento de la cultura política? Aparte de sus acciones como máquinas electorales PRI, PAN, PRD, PT y demás, desde el Poder Ejecutivo y Legislativo  llevan décadas gastando miles de millones en campañas de difusión de los derechos sociales y de sus reformas, sin que nada de eso haya logrado cambiar el desconocimiento de los “deberes y derechos del ciudadano”  ni abatir la desconfianza en las instituciones o el rechazo de la política. Más bien los estudios de opinión –aún los gubernamentales-  indican que esta situación se ha vuelto cada vez más crítica. ¿Por qué o para qué seguir haciendo lo mismo que ya demostró su ineficacia?

 El Poder Legislativo y el Ejecutivo nunca han sido ni serán buenos pedagogos y, gasten  lo que gasten en difusión de mensajes, canales de televisión, campañas, ciclos de confrerencias, nada va a modificar esta realidad de opiniones y actitudes mientras el discurso comunicativo que emiten lo desmientan los hechos. Ninguna  acción “comunicativa” de cualquiera de los tres Poderes del Estado puede penetrar y llegar a ser formativa si no proviene del ejemplo de congruencia y  del pleno cumplimiento de la ley; esto es lo fundamental para formar ciudadanos interesados en los asuntos públicos, participativos, concientes de sus derechos y deberes y no facilmente manipulables por lideres mercenarios que se pintan de todos los colores o de ninguno porque la ideologia ya no es necesaria para incendiar la pradera seca.


Esto le dije al Maestro en filosofía y Doctor en Ciencia Politica, Francisco J. Sales Heredia actual Director del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión y ponente inicial del interesante ciclo de conferencias “Desarrollo Político y Participación Ciudadana” organizado por la Dirección  de Desarrollo Político e Institucional de la SEGOB.
“en nuestro momento democrático – planteó el destacado expositor- es muy importante crear una relación entre las instituciones públicas y los ciudadanos, pero los ciudadanos no surgen por generación espontánea, tienen que ser formados, formados no solamente a través de las clases, escuela profesional, sino desde la casa; es en la familia donde transmitimos valores que son esencialmente cívicos, de civilidad, esta civilidad se relaciona con la escuela, son los conocimientos que adquirimos en nuestra formación y la ejercemos en la vida pública” .........la transmisión de mensajes de gobierno, de las instituciones a través de la comunicación social, a través de la información, de los programas de las instituciones llega a los ciudadanos, pero ¿cómo llega? Se pregunta el ponente y él mismo se contesta “ha tenido resultados ambivalentes, las encuestas de opinión pública muestran, en los proyectos de hace varios años, de hecho tres encuestas en el  2008, 2011, 2013  y muestran que hay una creciente desconfianza de los ciudadanos hacia las instituciones”
Severo diagnóstico del ponente invitado y muy atinada la gestión de Fernado Sanchez Garcia (recientemente nombrado Director de Desarrollo Politico e Institucional por el Gobernador Javier Duarte) al invitar al Doctor Francisco J. Sales Heredia, Director del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados. Ojalá y los siguientes invitados sean de perfil semejante o sea, expertos en la materia pero sobre todo dispuestos a ver de frente la realidad sin complacencias ni reservas, condición que distingue un esfuerzo serio de fomento del desarrollo político para la gobernabilidad democrática el cual, para ser auténtico y eficaz, debe ser incluyente y plural, abierto a toda la sociedad, a todas las voces, sin censura o autocensura, no foro para complacencias de ninguna clase teniendo por límite sólo el respeto al derecho a pensar diferente. Esto también expresé al nuevo funcionario en presencia de un grupo de representantes sociales, empresariales, personalidades académicas y líderes de opinión, hace apenas unas semanas durante un desayuno en el Hotel Salmones. Veremos si continúa por este camino como es deseable o “la mano negra” lo veta.








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