No
olvido que el 3 de Octubre de ese año, la noticia de la violenta represión nos
llegó hasta la crujía “M” de la cárcel Lecumberri en donde yo estaba preso
junto con el Ing. Heberto Castillo, Luis Tomas Cervantes Cabeza de Vaca, Manuel
Marcué Pardiñas, Eli de Gortari y muchos otros dirigentes y activistas participantes
y miembros del Consejo Nacional de Huelga.
No
olvido las palabras de mi padre cuando después de viajar 1000 kilómetros me
visitó y platicando en la celda me dijo “qué bueno que tu estas aquí preso
porque si no, estarías entre los muertos".
No
olvido que en el movimiento del 68 había participación de toda clase de
organizaciones socialistas, comunistas, troskistas, espartaquistas,etc, de
todas las izquierdas, pero jamás ninguna predominó ni en el Consejo Nacional de
Huelga ni en las manifestaciones y la propaganda. La mayoría de los
participantes del movimiento no pertenecía a ninguna organización política ni
se identificaba con ninguna ideología, sólo con el pliego petitorio.
No
olvido que los del movimiento siempre cuidamos la organización de mítines y
manifestaciones para impedir infiltrados que recibían la orden de manchar
nuestro movimiento con actos de provocación y violencia. No siempre lo
logramos.
No
olvido que siempre fue estrategia de gobierno infiltrar provocadores , realizar
atentados y destrozos y luego pagar su difusión para tratar de
desprestigiarnos. Nunca lo lograron.
No
olvido que había creatividad artística de todo género para sensibilizar, persuadir y ganar simpatía del pueblo, o sea nada que
ver con insultos o agresiones en nuestras familias, en la colonia o comunidad, con aquellos que no simpatizaban.
No
olvido que nunca pedimos para un grupo, gremio, o sector o sindicato alguna
petición especifica; todo el pliego era
para todos los mexicanos: libertades democráticas.
No
olvido que durante 45 años, he escuchado la frase “2 de octubre no se olvida” y
tengo sospechas de que para no pocos, fue un hecho violento del gobierno, que
se recuerda solo trauma, más no las
lecciones del movimiento. Como toda catarsis, dura unas horas. O sea, sí se
olvida lo esencial.
No
olvido que todas las organizaciones “a la izquierda” del Partido Comunista,
vivían en la clandestinidad, eran consideradas como ilegales.
No
olvido que el sistema político actual , lo mismo el que está representado en la
Cámara de Diputados y de Senadores y de todos los Congresos Locales, como
el de todas las organizaciones políticas
existentes, es inexplicable sin la aportación de aquel movimiento que supo
ganar la simpatía y la adhesión de pueblo.
No
olvido que había algunos que decían “es la hora de tomar las armas y de hacer
una nueva revolución” pero después de decirlo se retiraban a leer, cenar,
bailar o dormir.
No
olvido las palabras de aquel Maestro que me dijo “cuídese Romeo y cuídense
todos unos a otros porque la historia
demuestra que en todo movimiento espontaneo, quien las lleva de ganar es aquel
que dentro de lo espontaneo esté mejor organizado y dudo que sean ustedes”
No
olvido que la represión sistemática del movimiento de 1968 hasta llegar al 2 de
Octubre, le dio la razón a mi maestro. No sin resistencias el triunfo de
aquella lucha se reconoció y volvió transformación institucional solo mediante
la acción inteligente, plural y organizada
de muchos en los posteriores 45 años.
No
olvido que por lo que luchamos en 1968, es por lo mismo que hoy luchan muchos
mexicanos; la mayoría inconforme no solo con la inequidad, la
injusticia y falta de oportunidades sino también con todos los partidos
políticos en manos de sus cúpulas que suponen representarnos a todos.
No
olvido que detrás de esa inconformidad, en su mayoría sin voz, hay una sociedad
que anhela que el sistema político evolucione por la vía democrática, que se depure
y que, por la vía pacífica y civilizada, se perfeccione la vida política de
México, no que retroceda.
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