Al consolidarse como espacio realmente plural
y democrático que da cabida a todas las voces y formas de pensar, Otero
Ciudadano A.C, confirma su eficacia como instrumento que coadyuva a recoger
consenso y disenso de los veracruzanos y, al hacerlo, sirve a la gobernabilidad
que hace falta en Veracruz y en todo México, la democrática. Donde hay respeto
a pensar y ser diferente, puede haberlo todo, en donde no, no puede haber nada.
Publicidad gubernamental es una cosa, comunicación social para la participación
ciudadana independiente y organizada es otra cosa; autoridad es una cosa,
autoritarismo otra; éste, como degeneración
del ejercicio del poder, por lo menos, deviene en desgobierno.
Por eso lo mejor que pueden hacer los
integrantes de Otero Ciudadano es lo que están haciendo: practicar la
tolerancia en el diálogo creativo,
propositivo y de gestión formal. Mantenerse activos y unidos es la
recomendación del Senador y cofundador, José Francisco Yunes Zorrilla expresada
personalmente y a través de su cuenta de Facebook.
Podría pensarse que se trata de un
cumplido, usual en los políticos, pero definitivamente no es así. El oriundo de
Perote, durante el desayuno del viernes pasado con un centenar de asistentes,
escuchó tranquilo y atento toda clase de criticas y propuestas sobre la Reforma
Hacendaria y pudo darse cuenta del valor civil, de la franqueza así como de la autoridad
moral y profesional de periodistas de
diversos medios de comunicación, empresarios, comerciantes, académicos,
políticos y actores sociales. Entre otros, hicieron uso de la palabra, Rafael Hernández Matías, Hilario Barcelata Chávez,
Andrés Beceiro López, Rogelio Ibañez Espinoza, Dulce María Dauzón Márquez,
Alejandro de la Madrid Trueba, León Ignacio Ruiz Ponce, Maricarmen Flores, Romeo González y Leonor de
la Miyar, Presidenta de Otero Ciudadano A.C.
El representante social sabe que es parte
de su deber, escuchar todas las voces y, con más atención, aquellas que disienten
y cuestionan. Sabe que no hacerlo o peor aun, simularlo, fomenta la desesperación, el malestar y la
protesta en las calles. El monólogo, sea en la calle, en el aula, el partido, o
el gobierno, es autoritarismo, exclusión. Incluso, el antiautoritarismo es
reacción que suele ser el otro lado de la misma moneda, aunque se oculte tras
cualquier ideología.
En este contexto, llama la atención
la intensa y extensa actividad comunicativa de un representante social que viene
frecuentando escenarios como Otero Ciudadano en los que se puede constatar el
valor de una organización ciudadana abierta a todas las voces y a cooperar con
las instituciones del Estado pero con existencia independiente o sea nada que
ver con la interlocución agotada representada lo mismo por líderes que no son
líderes que por organizaciones o
asociaciones civiles construidas y manipuladas para servir de comparsa
de políticos de cada temporada.
Hay que tomar en cuenta que a la
crisis económica que ahora daña severamente a los mexicanos, agudizada por los
desastres, se suma una crisis política de dimensiones impredecibles. Las
estructuras de la vieja democracia representativa llegan a sus limites históricos
sin que antes hayan madurado los acuerdos cupulares en torno a la reforma política
que dé paso a nuevos procesos
democratizadores que impulsen la
renovación de la sociedad y del Estado Mexicano. Acuerdos lentos y cultura
política aún más. En efecto, los
liderazgos y las estructuras intermedias – políticas, sociales y sindicales,
que por décadas sirvieron a la estabilidad política y a la funcionalidad de las
instituciones del Estado Mexicano, hoy están muertas o moribundas y muestran su
obsolescencia e inoperancia.
Sirvieron para controlar no para
participar, para votar no para transformar, para callar la inconformidad no para encausar
civilizadamente la protesta, sirvieron y sirven para manipular y corromper
organizaciones e imponer o perpetuar cacicazgos sindicales y de organizaciones
de productores del campo.
La disyuntiva es clara: empoderamiento ciudadano
real a través de organizaciones civiles plurales, independientes del gobierno o
crisis de interlocución, respeto a la iniciativa y organización ciudadana o manipulación
de inconformidades, caos, ingobernabilidad y endurecimiento del Estado.
Cuando el paradigma de la protesta en
las calles y plazas, en estado de transición, es río revuelto que lleva lo
mismo auténticos luchadores, que mercenarios del erario público, hijos y nietos del viejo y nuevo caciquismo
sindical, vándalos con etiqueta negra o roja, organizaciones como Otero Ciudadano
son un lujo porque aun son parte de la excepción; del empoderamiento ciudadano organizado
y del desarrollo político que no hemos alcanzado.
Fue en la respuesta a las abundantes
observaciones que el Senador hizo gala como experto en políticas públicas y en
economía sin faltar un gesto de inteligencia política al no escatimar respeto y reconocimiento
hacia los integrantes de Otero Ciudadano y elogios a su Presidenta, Leonor de
la Miyar. Como que sabe lo que en estos momentos vale un mecanismo plural, propositivo,
libre de lisonjeros y de vendedores de egolatría o de chantajes facturables. Ojalá
y se preserve unido, crítico y propositivo, plural, incluso con participación
de representantes gubernamentales, con tal de que no se atrevan a tratar de
manipularlo y querer convertirle en otra más
de las “organizaciones” dependientes de padrinos políticos y erario público.
Organizaciones parásitas – de todos colores- que nacieron y son parte de la gobernabilidad
agotada y el subdesarrollo político que tienen frenada tanto la democracia como
la justicia social.
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