Escribo estas notas al tiempo
que llega a mi móvil un twitter de Yoani
Sánchez @yoanisanchez que dice #Cuba
Por lo menos ahora tenemos #Twitter
para narrar lo que nos ocurre. Durante muchas décadas pasaron peores cosas y
"nadie escuchaba". Le comento y se multiplican los twitters. Vuelvo a
confirmar que las tecnologías de la comunicación además de ser poderoso
instrumento del mercado, también es su contradicción. Los mensajes de Yoani lo
prueban.
Al grano como se dice: Hay
consenso mundial que exige justicia y
reprueba el sacrificio de periodistas. Se legisla y se crean instituciones de
apoyo, de protección y nada parece suficiente, la violencia sigue cobrando
víctimas. Informes y Declaraciones de la ONU reparten diagnósticos y juicios. Está
en el aire el reto a presentar iniciativas y propuestas que ayuden a ejercer el
periodismo con garantías pero también con autorresponsabilidad de medios y comunicadores,
estos en estrecha y solidaria vinculación con la sociedad, como en su tiempo y
en condiciones mas adversas lo practicaron destacados periodistas que a la vez
eran luchadores sociales. O sea, nada que ver son acciones solitarias y
heroicas.
En este sentido y al participar en "Hay Festival” en
Xalapa, el periodista argentino de visita en la capital veracruzana Diego
Fonseca, expresó: “no vale la pena arriesgar la propia vida si es que se pueden
decir las cosas desde otro lado; no creo que le sirva a nadie que un periodista
se arriesgue a ser secuestrado y asesinado por el bien de la verdad”. Un periodista
vivo, dijo, vale mucho más que uno muerto, pues el vivo puede seguir aportando
a decir la verdad, aunado a que debe cuidar de su vida y la de sus allegados.
Es decir, que ninguna nota vale más que la preservación de la vida”. (Leticia
Montalvo, Agencia Imagen del Golfo 10/06/2012)
Reflexionar sobre lo expresado
necesariamente nos remite a un hecho: con el desarrollo de las tecnologías de
la comunicación, recibió un impulso notable la libertad de expresión; así, informar,
denunciar, criticar, opinar, sobre el poder o sobre cualquier tema, dejó
de ser función casi exclusiva de reporteros, periodistas o de líderes de opinión. Es
más, son tantas las personas y de todas las edades y condición social que
a la par de este cambio tecnológico se empoderaron como twitteros, testigos
voluntarios e informantes de los medios tradicionales al grado que estos
cuentan hoy con un “ejército de
comunicadores voluntarios” recurso con el que jamás soñaron y además sin costo
para sus empresas.
Desde luego, el periodismo
profesional sigue ocupando su lugar especial, sobre todo porque legalmente, es
el único al que se le puede exigir calidad, responsabilidad y derecho de
réplica.
Actualmente, la narración de
hechos noticiosos en vivo es práctica que los medios convencionales y de los profesionales
de la comunicación que en ocasiones comparten
o alternan con simples y convenientes ciudadanos aunque para estos hay la
ventaja de una mayor credibilidad, como ocurre con entrevistados o personas en las
llamadas redes sociales en donde encontramos de todo.
"La verdad sobre los
hechos" cualquiera que por esto se entienda ya no depende tanto del
reportero o periodista valiente pero excepcional. La formación de opinión
además de reporteros, comentaristas y columnistas, cuenta con ciudadanos dispuestos
a opinar. Una sociedad mejor informada lo es también de mejores informantes
y gran parte de esta sociedad cuenta con herramientas para investigar y opinar
a través de la red de internet.
Gracias al cambio tecnológico los
comunicadores dependen menos de un medio convencional para sus actividades y si
son vetados, se mudan de medio, adquieren un dominio o crean su blog personal.
En otras palabras, para que la
verdad no se oculte, definitivamente se cuenta con otras condiciones tecnológicas
y mucho más informantes ciudadanos que periodistas y que más medios que los
convencionales.
Este cambio en
la cultura política parece pequeño pero no lo es y, aunado al cambio
tecnológico señalado, configura contextos
reales de extraordinaria importancia para un ejercicio de la libertad de prensa
en condiciones de eficacia comunicativa y sobre todo de autoprotección y respeto
a la integridad de los periodistas, reto que comparten estos servidores dentro
de una sociedad violentada. Tiene razón Fonseca, “Un periodista vivo, dijo, vale mucho más que uno
muerto”. http://despertaratiempo.blogspot.mx/
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