No….
No, crea que la cola nerviosa es la que se dice que tienen y “le pisan” a los
políticos o funcionarios señalados como corruptos. La Cola Nerviosa es otra cosa; por lo menos grupal o en ramas genealógicas
de la clase política de todos colores y calibres. Su definición básica es la impaciencia, el madruguete o el empujar
el escalafón del poder hacia delante. Ejemplo de cola nerviosa es la que hacen
más de cuatro políticos en espera de que Javier Duarte de Ochoa sea invitado a incorporarse
al equipo del Presidente Electo Enrique Peña Nieto. Son parte de la misma
familia políticos y funcionarios cuya actitud común es distraer tiempo laboral
para invertirlo en lo que sea necesario para “dar el brinco”:
Cirujano: es el que empuja la cola para que
se salga uno de esta y se acorte la distancia que le separa de su cargo
siguiente;
Reincidente: le digan lo que le digan, él hace
cola permanente para ver cuál de los cambios de gobierno le hará justicia.
Adelantado: es el que deja “apartado el
lugar”.
Columnista: aquel que se auto promueve
aunque no pegue.
Chapulin: de vocación y de siempre; es
aquel que al menor descuido deja el puesto para saltar de la cola a otro cargo,
no importa cómo y cuando deje el que tiene.
A dos manos: son los que se forman en una
cola pero cobran en otra y así “financian” una tercera.
Rumorologos, son los que parece que no
tienen otra cosa que hacer o viven su último
boleto. En el caso de la gubernatura de Veracruz ha sido crítico porque
no habiendo más oportunidad que una cada seis años, la clase política ha creado
la práctica de partir ese cargo por lo menos en dos partes.
Bebesaurios
son los que ya se portan como “políticos mayores”, pero ni con una docena de nombramientos,
diplomados y otros estudios de postgrado, logran ser tomados en cuenta.
Suertudos. Son los que ni siquiera hacían
cola pero al no ponerse de acuerdo los grupos en disputa, lo prefirieron.
Dinosaurios son aquellos que no se quieren
ir a casa y en cambio reivindican el valor de la experiencia. Junto con los
bebesaurios suman un “hato ganadero” más grande que el vacuno de Veracruz.
Oferta y demanda los tienen al borde de la “banca” pues todos los días aumenta
estos casos mientras los cargos públicos tienden a reducirse, sea por restricciones
presupuestales o demanda social, como es el caso de la posible reducción al
número de senadores.
Me late: se la pasan en el café
elucubrado y apostando reacomodos.
Corporativo o del poder factico: son profesionales
de grandes intereses empresariales.
Desechables: son producto de la trilogía ambición - velocidad - impaciencia lo
que procrea políticos efímeros, desechables y casi con fecha de caducidad.
En
resumen, de todas ideologías, partidos, sin partido, edades mentales y
geológicas en esta alternancia aumentó el censo de políticos en movimiento, se
redujo el tiempo promedio de estancia de
cada uno en un cargo, se redujo el tiempo de incubación, se redujo el peso promedio, aumentó la anemia,
aumento la rotación, se cerraron los círculos rojos y, por si fuera poco, está
por disminuir el número de puestos.
¿Quién paga los platos
rotos de esta movilidad inducida por
intereses políticos ajenos a la naturaleza de la administración pública?
Como
siempre es la sociedad porque en esta
repercute que la renovación de poderes y la movilidad de funcionarios tenga por una de las consecuencia la improvisación
y la baja productividad de la administración.
Si
a esto se le añade que el servicio civil de carrera es letra muerta de la
legislación federal y estatal, no extrañe lo que le pasó al gobierno de Felipe
Calderón: fue costoso y opaco.
La
buena noticia es que los priistas, como lo harían los del PRD y como lo
intentaron los del PAN, trataran de perpetuarse
y para eso están obligados a demostrar y desde las primeras decisiones, que
realmente “cambiaron de rumbo”. Si lo cumplen, que bueno para México, sin no,
no hay problema, ya lo dijo EPN, ninguna victoria o derrota son para siempre.
0 comentarios:
Publicar un comentario