miércoles, 5 de septiembre de 2012

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EMPODERAMIENTO CIUDADANO



EMPODERAMIENTO CIUDADANO (II)

En México, el “empoderamiento ciudadano”  que alude a la relación Estado- Sociedad, evidentemente presenta varias e importantes asignaturas pendientes frente a las cuales, todo lo que se presente  como “logro”   habrá que verlo con mucha reserva, entre otras, por dos razones: a) buena parte corresponde a figuras organizativas creadas de “arriba para abajo” o sea desde la organización gubernamental y b) cada régimen las ha promovido para legitimar sus políticas y programas o bien como parte un modelo de fiscalización desarticulado a la manera de piezas de un rompecabezas diseñadas por separado, en diferentes momentos de la historia legislativa y para fines también distintos.

Entre otras materias me refiero a la rendición de cuentas,   transparencia, derecho de acceso a la información pública, entes fiscalizadores, imposición de multas y sanciones resarcitorias y, por lo que se refiere a los cargos de elección popular, la revocación del mandato. Cf. http://www.cronicadelpoder.com/columnas/despertar-tiempo/rendicion-de-cuentas-o-tapadera-de-todos-ii

Por eso, ya que el tema del Senador veracruzano es “el empoderamiento ciudadano”, en la perspectiva de la reforma política reciente, resulta  pertinente preguntarnos  ¿está la sociedad mexicana integrada por eso que llamamos “ciudadanos”? El enfoque histórico en el tratamiento del tema es determinante para su mejor comprensión y, desde luego  amerita otro artículo.

Las imágenes recientes también ayudan.  Por ejemplo el primero de julio se apreció un cambio radical en el electorado que hace pensar que estamos ante un “nuevo ciudadano” o por lo menos en vías de serlo. Hablar de electores  “volátiles” que demostraron que el que da también quita y que el que premia también castiga, es  parte del mismo fenómeno.   Incluso, algunas manifestaciones de protesta, de debate, movilización post electoral como #Soy132,  llevaron a pensar que eran parte del “empoderamiento ciudadano”, según se destaca en el articulo del Senador Héctor Yunes Landa que comenté anteriormente.

Empecemos por la primera conclusión de este tema: Del llamado empoderamiento ciudadano, falta  lo más importante, es decir, que sea realidad de verdad,  en términos de cultura de participación autogenerada (no inducida por programa clientelar). Ello dependerá, entre otros factores,  de que se profundice el proceso de democratización de las instituciones políticas lo que  a su vez pasa por los  acuerdos que tomen las fuerzas políticas representadas en  el Congreso de la Unión a la hora de precisar sus posturas ante las propuestas estrategias del Presidente Enrique Peña Nieto. (Anticorrupción, fiscalización y publicidad gubernamental)  

¿Va la nueva legislatura federal a poner los cimientos de otro sexenio” a modo” o va a poner los cimientos del proyecto de nación en la era de la globalización? ¿Van a llegar a acuerdos trascendentes para varias décadas o solo para facilitarles a los partidos el camino hacia el próximo reacomodo en el poder?

Habrá que esperar y ver si la reforma política que ya registra algunos avances, culmina en lo que deberían ser las bases jurídicas que hagan posible una nueva etapa de desarrollo económico y social de México, viable sólo con más y mejor desarrollo político de los mexicanos. La democracia político electoral ya tocó el desencanto ciudadano al generar en este la percepción de que solo políticos, únicamente buscan el poder por el poder mismo. Construir vasos comunicantes entre desarrollo económico, social y político es una de las tesis de don Jesús Reyes Heroles que conserva plena vigencia.


Vale la pena empezar por ponerse de acuerdo sobre el término “empoderamiento ciudadano”. Por ejemplo,  a principios del siglo pasado, y teniendo por sujeto a los obreros de la época, el  concepto lo encontramos  en los llamados “soviets”  y, más tarde, en las comunas organizadas por el Partido Comunista.

Como parte de la filosofía política contemporánea,  no pocos historiadores ubican el concepto en la corriente educativa impulsada en los 60’s por Paulo Freire. Otros más lo refieren  a los movimientos feministas y el empoderamiento de la mujer  mientras que  los programas de salud lo enfocan a la autorresponsabilidad.

En las últimas dos décadas, el empoderamiento social desde el gobierno ha sido parte de los programas participativos promovidos  a nivel federal a través de la Secretaria de Desarrollo Social,  en paralelo a  convocatorias o programas, lo mismo de la UNESCO que del Banco Mundial. En el ámbito privado  le encontramos en la comercializada industria de la “automotivación” y la creación de redes sociales en Internet o Social Networking lo que representan uno de los ambientes comunicativos más significativos de de la web.

Actualmente, en el marco de la reforma política aprobada por el Congreso, el llamado “empoderamiento ciudadano” está estrechamente vinculado al sistema político, de gestión pública y a las posibilidades de desarrollo político de la sociedad. Por lo tanto, hasta no ver no creer. En resumen, mientras el llamado empoderamiento ciudadano no esté sustentado en una conciencia social organizada, solo es fuerza de presión al servicio de líderes o partidos que son los que negocian y acuerdan con el  gobierno.

¿Hasta qué punto los grupos de presión expresan también empoderamiento ciudadano? ¿Se puede incluir al movimiento #Soy 132 como una expresión de empoderamiento ciudadano?

¿Hay alguna organización social en México, por ejemplo de productores agropecuarios, creada desde alguno de los aparatos del estado que no haya sucumbido a la corrupción y burocratización? ¿Qué clase de empoderamiento puede haber en este tipo de organizaciones? La política social y la agropecuaria son claros ejemplos de la creación de "empoderamiento ". También  las políticas de fiscalización social o legitimación de las políticas públicas por medio de los comités de "contraloría ciudadana" puesto así entre comillas porque sabemos que no encierran verdadero empoderamiento.

 Falta mucho para que el llamado “empoderamiento ciudadano” en México – individual y social- sea una realidad irreversible sobre la que se edifique un nuevo desarrollo político capaz de expresar y encauzar la energía social en forma productiva y con capacidad de auto transformación. Para empezar, falta que haya ciudadanos, no como creación desde el poder gubernamental sino como resultado de la evolución desde una dinámica social participativa y de conciencia social organizada desde “la base social” y no desde los aparatos del Estado. Alguna vez se escuchó este planteamiento  a voceros del EZLN y asustó al gobierno y la partidocracia para quienes la única vía de realización individual o comunitaria, es el Estado.

En este contexto, los primeros reprobados son todos los partidos políticos cuya “gestión social” y “educación política” se ha quedado en puro clientelismo electoral incumpliendo con la legislación que los acredita como organismos de interés público con derecho a  prerrogativas financieras. O sea, cobran sin cumplir con la ley.

Habrá que ver si el “empoderamiento ciudadano” frente a los partidos políticos llega a ser parte de las reformas en proceso o si van a continuar como estructuras piramidales y autoritarias. A propósito ¿Con qué clase de partido (PRI) va a gobernar Enrique Peña Nieto? Comentarios: http://despertaratiempo.blogspot.mx/





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