EMPODERAMIENTO CIUDADANO
(II)
En México, el “empoderamiento
ciudadano” que alude a la relación
Estado- Sociedad, evidentemente presenta varias e importantes asignaturas
pendientes frente a las cuales, todo lo que se presente como “logro” habrá que
verlo con mucha reserva, entre otras, por dos razones: a) buena parte
corresponde a figuras organizativas creadas de “arriba para abajo” o sea desde
la organización gubernamental y b) cada régimen las ha promovido para legitimar
sus políticas y programas o bien como parte un modelo de fiscalización desarticulado
a la manera de piezas de un rompecabezas diseñadas por separado, en diferentes
momentos de la historia legislativa y para fines también distintos.
Entre otras materias me refiero a la rendición de
cuentas, transparencia, derecho de acceso a la información pública,
entes fiscalizadores, imposición de multas y sanciones resarcitorias y, por lo
que se refiere a los cargos de elección popular, la revocación del mandato. Cf. http://www.cronicadelpoder.com/columnas/despertar-tiempo/rendicion-de-cuentas-o-tapadera-de-todos-ii
Por eso, ya que el tema del Senador veracruzano es “el
empoderamiento ciudadano”, en la perspectiva de la reforma política reciente,
resulta pertinente preguntarnos ¿está la sociedad mexicana integrada por eso
que llamamos “ciudadanos”? El enfoque histórico en el tratamiento del tema es
determinante para su mejor comprensión y, desde luego amerita otro artículo.
Las imágenes recientes también ayudan. Por ejemplo el primero de julio se apreció un
cambio radical en el electorado que hace pensar que estamos ante un “nuevo
ciudadano” o por lo menos en vías de serlo. Hablar de electores “volátiles” que demostraron que el que da
también quita y que el que premia también castiga, es parte del mismo fenómeno. Incluso, algunas manifestaciones de
protesta, de debate, movilización post electoral como #Soy132, llevaron a pensar
que eran parte del “empoderamiento ciudadano”, según se destaca en el articulo del
Senador Héctor Yunes Landa que comenté anteriormente.
Empecemos por la primera conclusión de este tema: Del llamado
empoderamiento ciudadano, falta lo más
importante, es decir, que sea realidad de verdad, en términos de cultura de participación
autogenerada (no inducida por programa clientelar). Ello dependerá, entre otros
factores, de que se profundice el
proceso de democratización de las instituciones políticas lo que a su vez pasa por los acuerdos que tomen las fuerzas políticas
representadas en el Congreso de la Unión
a la hora de precisar sus posturas ante las propuestas estrategias del
Presidente Enrique Peña Nieto. (Anticorrupción, fiscalización y publicidad
gubernamental)
¿Va la nueva legislatura federal a poner los cimientos
de otro sexenio” a modo” o va a poner los cimientos del proyecto de nación en
la era de la globalización? ¿Van a llegar a acuerdos trascendentes para varias
décadas o solo para facilitarles a los partidos el camino hacia el próximo
reacomodo en el poder?
Habrá que esperar y ver si la reforma política que ya
registra algunos avances, culmina en lo que deberían ser las bases jurídicas que
hagan posible una nueva etapa de desarrollo económico y social de México,
viable sólo con más y mejor desarrollo político de los mexicanos. La democracia
político electoral ya tocó el desencanto ciudadano al generar en este la
percepción de que solo políticos, únicamente buscan el poder por el poder
mismo. Construir vasos comunicantes entre desarrollo económico, social y político
es una de las tesis de don Jesús Reyes Heroles que conserva plena vigencia.
Vale la pena empezar por ponerse de acuerdo sobre el
término “empoderamiento ciudadano”. Por ejemplo, a principios del siglo pasado, y teniendo por
sujeto a los obreros de la época, el
concepto lo encontramos en los
llamados “soviets” y, más tarde, en las
comunas organizadas por el Partido Comunista.
Como parte de la filosofía política contemporánea, no pocos historiadores ubican el concepto en
la corriente educativa impulsada en los 60’s por Paulo Freire. Otros más lo refieren a los
movimientos feministas y el empoderamiento de la mujer mientras que
los programas de salud lo enfocan a la autorresponsabilidad.
En las últimas dos décadas, el empoderamiento social desde
el gobierno ha sido parte de los programas participativos promovidos a nivel federal a través de la Secretaria de
Desarrollo Social, en paralelo a convocatorias o programas, lo mismo de la UNESCO
que del Banco Mundial. En el ámbito privado
le encontramos en la comercializada industria de la “automotivación” y
la creación de redes sociales en Internet o Social Networking lo que
representan uno de los ambientes comunicativos más significativos de de la web.
Actualmente, en el marco de la reforma política
aprobada por el Congreso, el llamado “empoderamiento ciudadano” está
estrechamente vinculado al sistema político, de gestión pública y a las
posibilidades de desarrollo político de la sociedad. Por lo tanto, hasta no ver
no creer. En resumen, mientras el llamado
empoderamiento ciudadano no esté sustentado en una conciencia social organizada,
solo es fuerza de presión al servicio de líderes o partidos que son los que
negocian y acuerdan con el gobierno.
¿Hasta qué punto los grupos de presión expresan también
empoderamiento ciudadano? ¿Se puede incluir al movimiento #Soy 132 como una expresión de empoderamiento ciudadano?
¿Hay alguna organización social en México, por ejemplo
de productores agropecuarios, creada desde alguno de los aparatos del estado
que no haya sucumbido a la corrupción y burocratización? ¿Qué clase de
empoderamiento puede haber en este tipo de organizaciones? La política social y
la agropecuaria son claros ejemplos de la creación de "empoderamiento
". También las políticas de fiscalización
social o legitimación de las políticas públicas por medio de los comités de "contraloría
ciudadana" puesto así entre comillas porque sabemos que no encierran
verdadero empoderamiento.
Falta mucho
para que el llamado “empoderamiento ciudadano” en México – individual y social-
sea una realidad irreversible sobre la que se edifique un nuevo desarrollo
político capaz de expresar y encauzar la energía social en forma productiva y
con capacidad de auto transformación. Para empezar, falta que haya ciudadanos,
no como creación desde el poder gubernamental sino como resultado de la
evolución desde una dinámica social participativa y de conciencia social
organizada desde “la base social” y no desde los aparatos del Estado. Alguna
vez se escuchó este planteamiento a
voceros del EZLN y asustó al gobierno y la partidocracia para quienes la única
vía de realización individual o comunitaria, es el Estado.
En este contexto, los primeros reprobados son todos
los partidos políticos cuya “gestión social” y “educación política” se ha
quedado en puro clientelismo electoral incumpliendo con la legislación que los
acredita como organismos de interés público con derecho a prerrogativas financieras. O sea, cobran sin
cumplir con la ley.
Habrá que ver si el “empoderamiento ciudadano” frente
a los partidos políticos llega a ser parte de las reformas en proceso o si van
a continuar como estructuras piramidales y autoritarias. A propósito ¿Con qué
clase de partido (PRI) va a gobernar Enrique Peña Nieto? Comentarios: http://despertaratiempo.blogspot.mx/
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