Falsos y Verdaderos Regidores
No hay buenas noticas de Xalapa. Ni de Veracruz. Estar informado enferma o por lo menos amarga el día. Abunda la nota roja, el chisme, la intriga, la impunidad y la violencia. Eso consumen algunos, eso se vende y se compra. A los medios se les cerró la ubre y no les cae el veinte. Y espérense que viene más con la iniciativa ciudadana sobre publicidad oficial. ¿En donde podrá expresarse el pueblo necesitado? ¿Quién lo escucha? LLAMA POR ESO LA ATENCION ver en redes sociales a dos o tres regidores de Xalapa supervisando el avance de alguna obra pública o escuchando peticiones o quejas de familias o de patronatos de ciudadanos cansados de acudir a trámites inútiles e interminables. Ana María Córdoba, Juan de Dios Alvarado, Osvaldo Martínez Gámez y Rafael Pérez Sánchez “zapatitos” son algunos de los regidores vistos en redes sociales. Vigilar avances de obra o escuchar al pueblo es un servicio que forma parte de las atribuciones que les asignan la Ley Orgánica y el Reglamento Interno de Gobierno. Sin embargo, al margen de ello, su actuar llama la atención porque durante décadas de abandono nos acostumbraron a que a los líderes como a los representantes sociales van al pueblo y dan la cara solo cuando necesitan del voto y después desaparecen hasta la siguiente jornada electoral. Por eso causa asombro que algunos, no todos, se les vea por alguna colonia. Ojalá y todas y todos los regidores siguieran el ejemplo de representantes de la comunidad que van al terreno de los problemas antes de que estos se conviertan en conflicto y los capitalice un “gestor” que los lleve al palacio.
Xalapa cambió de representantes pero hay una verdad que no ha cambiado: la inercia de los hábitos pesa, y la capacidad de los ayuntamientos siempre ha sido y será menor que las necesidades rezagadas y sentidas por los habitantes de una ciudad como la capital veracruzana que se encuentra entre las primeras de más alta desigualdad social en todo el territorio nacional. ¿A quién atender primero? ¿Al que mas grita?, ¿al que mas presiona en grupo? ¿Al que reclama el cumplimiento de una promesa de campaña?¿al que lleva varias administraciones sin solución? El problema no solo es de honestidad, transparencia o de administración eficiente. NINGUN PRESUPUESTO ALCANZA NI ALCANZARA PORQUE EL REZAGO ES DE DECADAS DE ABANDONO y la mayor parte de los recursos “se los come la nómina” y los sindicatos son intocables.
Escuchar compromete. ¿Quién va a escuchar los reclamos sociales? Para líderes políticos y partidos, la gestión social solo es una herramienta electoral. Lógico las necesidades se acumulan, la impaciencia, la desesperación, y finalmente la descomposición social de jóvenes reclutados por la alta delincuencia, està a al orden del día. Los ediles incluyendo al alcalde HIPOLITO Rodriguez debieran revisar sus prioridades y distribución de su tiempo. Cuando escuchan a un ciudadano a una familia en su mismo espacio y en sus mismas precarias condiciones de vida, no solo están ante la posibilidad de soluciones, también están ante una practica cívica que incide en la renovación de la esperanza sin la cual se alienta la desesperanza, la desesperación, la violencia y la descomposición social que está pegando duro sobre todo a los jóvenes. Por eso el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador promueve, encabeza y le apuesta a la pacificación sustentada en el dialogo y una visión de la violencia que comprende la lucha contra la desigualdad económica y también el rescate de los espacios para el dialogo y la reafirmación de los valores de la tolerancia en la diversidad y la convivencia y la integración social.
Nuestros regidores no solo deben ser “de gabinete” también de campo, no solo gestores de peticiones sino también lideres terapeutas de la violencia social, críticos de las relaciones sociales individualistas, defensores de las tradiciones comunitarias portadoras de identidad, promotores de la participacion asociativa, autogestionaria, de respeto a los derechos humanos y de valores superiores que regeneren el tejido social, liberadores de obstáculos al desarrollo de una nueva cultura cívica democrática en cada comunidad : si no pueden ser un poco esto tampoco son representantes defensores de la justicia y la pacificación , para la regeneración de la nueva República. Un tipo de representante así, verdadero promotor del cambio social, nada tiene que ver con el edil cómodamente atrapado por la oficina y la estructura del poder, de instituciones hace tiempo divorciadas del pueblo aunque hoy cuenten con un discurso “participativo y democrático”.
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