MÉXICO ¡SIN CIUDADANOS!
En la relación
de los mexicanos con las instituciones del Estado hay toda clase de personas,
excepto ciudadanos si hemos de admitir como tales a los mayores de edad que
conocen y ejercen plenamente sus derechos y obligaciones. En cambio son mayoría
los que desconocen sus derechos constitucionales, los desinteresados en la cosa
pública y, en acelerado crecimiento, los inconformes, los desesperados y los núcleos
violentos o enojados; muchos otros son de sometimiento y actitud pasiva ante el
poder político; de todo hay menos ciudadanos, éstos, si los hay, son muy pocos.
La promoción de acciones para “hacer ciudadanía” o “empoderamiento ciudadano” confirma
precisamente su inexistencia. Tal parece que estamos ante un problema de origen
genético, de identidad cultural que nace con el surgimiento mismo del Estado
Nacional.