jueves, 16 de agosto de 2012

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DESPERTAR A TIEMPO
Romeo González Medrano

EL ARTÍCULO DEL SENADOR (I)

HÉCTOR YUNES LANDA, Senador Electo por Veracruz, recientemente y en diversos medios publicó un artículo titulado “El Empoderamiento Ciudadano” a propósito de la Reforma Política promulgada la semana pasada por el Presidente Felipe Calderón. En torno al tema y los puntos de vista del Senador, son los siguientes comentarios:

Como el pez, los mexicanos por la boca morimos, somos tan prolijos con la palabra, creadores de discursos, de plataformas, de planes, de propuestas de orden mundial y de esta misma  idiosincrasia, una gran vocación legislativa.

Desafortunadamente gracias a esta forma de ser, somos unos presumidos de nuestra Constitución de nuestro orden jurídico “como el mejor del mundo” y es tanto lo que llegamos a creer y a recrearnos en nuestros propios inventos conceptuales que los vivimos como si fueran realidades  y abundan los políticos, legisladores, Presidentes de la República o Gobernadores que se creen con derecho a la demagogia que espera que la sociedad viva y celebre esas creaciones jurídicas como las realidades que esperaba.

De esta cultura forma parte nuestro sistema político que se desgasta y reforma. Ocurre   con el sistema electoral que se adapta a los cambios de una sociedad a la que le ofrece esfuerzos de recreación institucional a partir de cada jornada electoral de la que recibe vida artificial para luego volver a su estado de maquinaria de uso temporal y limitado.

La reforma política recién aprobada sin duda es un avance aunque por lo que se refiere a las candidaturas independientes, no es novedad. Como quiera, va de nuevo. Será la conciencia crítica de los ciudadanos, de las organizaciones ciudadanas y de legisladores como el Senador Héctor Yunes Landa quienes adviertan que esta reforma apenas es un paso que ni siquiera debe cacaraquearse hasta no ver resultados lo que a decir verdad, depende de Todos, así con mayúscula para que nadie se sienta excluido.

Con demasiada frecuencia vemos reformas como la que se comenta que, en su “espíritu”, responden a un clamor popular; sin embargo - y como ocurre con todos los derechos humanos establecidos en la Constitución - finalmente sucumben en el camino antes de ser realidad social al carecer, tanto de la correlación política de fuerzas necesaria para materializarlas como de la cultura de la legalidad que haga exigible su cumplimiento. Por eso ahora es preferible advertir que presumir.

La advertencia no está de más, ya que en este perverso juego de creador- creación de leyes como realidades, es común que ante la frustración que ocasiona tener leyes que no se cumplen y con la impunidad como lo normal, lo perdemos casi todo, empezando por la confianza en las instituciones y en nosotros mismos y, consecuentemente, perdemos o por lo menos se reduce considerablemente  la  voluntad de transformación de nuestra realidad.

 Suele ocurrir que en cada renovación de poderes, cuando al calor de las campañas brota la inconformidad acumulada o los justos reclamos, ese mismo desahogo opera a favor de legitimar el sistema político sin importar por el momento las imperfecciones de un proceso basado en la ley aprobada por todos los actores.

Es así como los mexicanos  renovamos la esperanza, volvemos a creer  en las instituciones y, a punto estamos de  recuperar el impulso renovador cuando  nuevamente triunfa el arreglo cupular, generalmente con el acuerdo mezquino, el voto y la complicidad  de todos los grupos parlamentarios. De esta manera, desde la comodidad de su recinto, nuestros legisladores en turno, retornan una y otra vez a la fuga por la palabra mediante una nueva reforma a la Constitución o a la Ley. No puedo evitar compararles con la adicción a los estudios de postgrado como la única opción que se le presenta a nuestros egresados de educación superior para los cuales la sociedad no tiene oportunidades de empleo productivo.

Así vivimos de mentira en mentira, con reformas de gotero cacareadas como cascadas de “voluntad política”; vivimos  de coyuntura en coyuntura sin tocar a fondo las reformas y los cambios que proyecten a la nación con certidumbre de mediano y largo plazo ante el asombro de otras naciones y de los grandes capitales internacionales que ven con decepción el derroche de la oportunidad que se deriva de nuestra ubicación geoestratégica. Dinosaurios de todos los colores opinan que así es la política, avanzando dentro de  “lo posible” aunque la nación entera ya no aguante más y, en la era de la sociedad del conocimiento, nuestros profesionistas prefieran irse de braceros mientras los mejores talentos buscan cobijo en empresas y organismos internacionales o en naciones que sí los valoran y apoyan.

Tiene toda la razón el compañero de generación  y Rector de mi casa de estudios, la UNAM,  Doctor  José Narro Robles al considerar  agotado el actual modelo económico y social de México y demandarle a la clase la clase política acuerdos que lo re direccionen, una reforma educativa integral  así como darle prioridad nacional a la educación superior. Yo diría una agenda de acuerdos para la acción, no  para el discurso y más enredos jurídicos.

Los legisladores y los hombres de leyes bien saben que después de una ley vienen los reglamentos, la réplica en las legislaturas locales, los instrumentos de política, las organizaciones administrativas, los programas de promoción, de difusión y …. Al final de todo este camino, en la vida cotidiana y  real del ciudadano común, está una verdad sin tapujos: la simulación del Estado de Derecho  con todo el peso de sus consecuencias para una sociedad donde reina la violencia, la impunidad, la corrupción y extremas desigualdades y, por completo, carente de cultura de la legalidad. No es novedad ni la excepción que sea la misma autoridad la primera en faltar al orden jurídico. No menos grave resulta el desanimo o desinterés de los ciudadanos por conocer la Constitución, y sus derechos fundamentales.

Periódicamente  la clase política mexicana cuando ya “siente pasos en la azotea”, inventa una ley, la cacarea y la aprueba y luego la promulga como "el gran logro" como si la ley, por sí sola se comiera, apareciera inversiones productivas que crean empleos, evitara la destrucción de los recursos naturales, el derecho a la vivienda sin vivienda, el derecho a la salud mal entendida solo como derecho  a la medicina curativa   más no a las determinantes de la salud (alimentación, empleo, calidad ambiental, agua potable, seguridad, etc) 

 Incluso, tenemos el caso de las más recientes leyes para “acabar” con la violencia de género y contra la pederastia  y otras para terminar con la corrupción en el uso de los recursos públicos.

Hemos llegado al hartazgo de presenciar honores y glorias faraónicas a Presidentes de la República y gobernadores por ser los "primeros" en presentar tal o cual iniciativa de ley aunque esta sea la viva representación de lo que no se cumple en la realidad. En asuntos fundamentales para la nación, la creatividad legislativa del Congreso, con frecuencia ha estado al servicio del interés político de grupo. (Ejemplos sobran, de los más recientes tenemos la Ley para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y de Federalización de los Delitos cometidos contra Periodistas)

Esta reflexión parece  pertinente porque recientemente se promulgó la reforma política que establece la consulta ciudadana;  la iniciativa ciudadana de ley y las candidaturas ciudadanas.

Es esta parte de la reforma política lo que nos hace suponer que representa un gran avance democrático, cosa  que está por verse como bien se deriva de lo que dice el Senador Héctor Yunes Landa en su artículo El Empoderamiento Ciudadano:

1.- “esta reforma entre otras cuestiones refrenda el compromiso de la clase política por incentivar la participación ciudadana y establecer vías alternas de comunicación de la sociedad con las instituciones”

Comentario: El reto es mayor de lo advertido por el Senador Veracruzano  ya que es consustancial a la génesis de la clase política mexicana toda, el manipular la participación ciudadana más que incentivarla y permitir que se conduzca con independencia del poder: esto es lo que se observa en la  población cautiva de programas, políticas públicas o clientelas electorales, entre otras experiencias de gobiernos del PAN, PRD, y PRI.  Es la misma relación de hace algunas décadas cuando se hacía lo mismo a través del extinto BANRURAL. Por el contrario, real y verdadero empoderamiento ciudadado implica, antes que nada, ser tratado como sujeto y no como objeto

Para empezar, la primera participación que debería incentivarse y respetar la clase política, es la de la militancia de sus propios partidos en donde lo que menos hay es democracia. Al mismo Senador HYL le ha tocado padecer esa realidad y su postura, con todo y sus costos, lo reafirma como militante congruente en los hechos lo que a muchos nos consta.

2.- “La siguiente legislatura federal tendrá la fuerte responsabilidad de reglamentar las nuevas formas de participación ciudadana, pero sobre todo, deberá promover el estudio, debate e integración de otras más, adicionando todas las acciones coadyuvantes para ellas, ya que el ejercicio legislativo debe procurarse de manera integral”.

Comentario: Si la visión de las transformaciones que requiere el país da para consensos y acuerdos de fondo entre los grupos parlamentarios, si no prevalece la mezquindad de grupo que chantajea el voto y alcance de las reformas estructurales por cotos de poder, partidas presupuestales, condonación de  pecados de fiscalización, etc.,  entre otros objetos de cabildeo y trueque, si los representantes populares piensan en las próximas generaciones más que en las próximas elecciones, es posible que la nueva Legislatura cumpla a plenitud con su responsabilidad  histórica. De lo contrario, no faltará el ingenio aplicado en negativo para que en la reglamentación, se aborte el espíritu del Constituyente aplicado a la Reforma Política o a cualquier otra que se les ocurra promover.

3. “todos estos canales de democracia participativa, deben ir acompañados de una fuerte inversión en educación e información de los ciudadanos, por lo cual debemos incrementar los fondos en el rubro de educación y realizar acciones destinadas a difundir las acciones de las instituciones gubernamentales”

Comentarios: Muy importante esta aclaración del Senador veracruzano para que la reforma no se quede en buenas intenciones. Pero volvemos a lo mismo, si la nueva legislatura se ve presa de miopía, el sentido de los acuerdos a los que llegue, sin duda será, por lo menos, mezquino. Si por el contrario en sus dialogos prevalece la visión de largo alcance, los acuerdos serán generosos y guiados por el objetivo común de impulsar el Proyecto Nacional que, en la era de la globalizacion y los limites de la economia de mercado, supone un Estado no solo eficaz (en el sentido que le da el Presidente Electo) sino eficiente, productivo, transparente, rendidor de cuentas, promotor de la corresponsabilidad social, todo lo cual plantea como imprescindible la energía creadora de la participación consciente y organizada de la sociedad.Una perspectiva que obliga a colocar, en primer plano, un desarrollo politico de Mexico precisamente sustentable y sustentado en el empoderamiento individual y colectivo de los mexicanos.

Hay miembros de la clase política mexicana - de todos los partidos - a los que no obstante las facilidades de la comunicación electrónica, jamás perdería mí tiempo escribiéndoles una palabra; no es el caso del Senador Héctor Yunes Landa. Espero que estas primeras reflexiones sean de utilidad a la elevada responsabilidad que próximamente asumirá en la Cámara de Senadores  y, sobre todo, le confirmen que en Veracruz  estaremos atentos a su desempeño de tal modo que sus gestiones en favor de Veracruz y los acuerdos para el bien de la nación, merezcan entre los veracruzanos apoyo y consenso.   COMENTARIOS:  http://despertaratiempo.blogspot.mx/





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