DESPERTAR A TIEMPO
Romeo González Medrano
EL ARTÍCULO DEL SENADOR (I)
HÉCTOR YUNES
LANDA, Senador Electo por Veracruz, recientemente y en diversos medios publicó
un artículo titulado “El Empoderamiento Ciudadano” a
propósito de la Reforma Política promulgada la semana pasada por el Presidente
Felipe Calderón. En torno al tema y los puntos de vista del Senador, son los
siguientes comentarios:
Como el pez, los mexicanos por la boca morimos, somos tan
prolijos con la palabra, creadores de discursos, de plataformas, de planes, de propuestas
de orden mundial y de esta misma idiosincrasia,
una gran vocación legislativa.
Desafortunadamente gracias a esta forma de ser, somos
unos presumidos de nuestra Constitución de nuestro orden jurídico “como el
mejor del mundo” y es tanto lo que llegamos a creer y a recrearnos en nuestros propios
inventos conceptuales que los vivimos como si fueran realidades y abundan los políticos, legisladores,
Presidentes de la República o Gobernadores que se creen con derecho a la demagogia
que espera que la sociedad viva y celebre esas creaciones jurídicas como las
realidades que esperaba.
De esta cultura forma parte nuestro sistema político que
se desgasta y reforma. Ocurre con el sistema electoral que se adapta a los
cambios de una sociedad a la que le ofrece esfuerzos de recreación
institucional a partir de cada jornada electoral de la que recibe vida
artificial para luego volver a su estado de maquinaria de uso temporal y
limitado.
La reforma política recién aprobada sin duda es un
avance aunque por lo que se refiere a las candidaturas independientes, no es
novedad. Como quiera, va de nuevo. Será la conciencia crítica de los ciudadanos,
de las organizaciones ciudadanas y de legisladores como el Senador Héctor Yunes
Landa quienes adviertan que esta reforma apenas es un paso que ni siquiera debe
cacaraquearse hasta no ver resultados lo que a decir verdad, depende de Todos,
así con mayúscula para que nadie se sienta excluido.
Con demasiada frecuencia vemos reformas como la que se
comenta que, en su “espíritu”, responden a un clamor popular; sin embargo - y como
ocurre con todos los derechos humanos establecidos en la Constitución -
finalmente sucumben en el camino antes de ser realidad social al carecer, tanto
de la correlación política de fuerzas necesaria para materializarlas como de la
cultura de la legalidad que haga exigible su cumplimiento. Por eso ahora es
preferible advertir que presumir.
La advertencia no está de más, ya que en este perverso
juego de creador- creación de leyes como realidades, es común que ante la
frustración que ocasiona tener leyes que no se cumplen y con la impunidad como
lo normal, lo perdemos casi todo, empezando por la confianza en las
instituciones y en nosotros mismos y, consecuentemente, perdemos o por lo menos
se reduce considerablemente la voluntad de transformación de nuestra
realidad.
Suele ocurrir
que en cada renovación de poderes, cuando al calor de las campañas brota la
inconformidad acumulada o los justos reclamos, ese mismo desahogo opera a favor
de legitimar el sistema político sin importar por el momento las imperfecciones
de un proceso basado en la ley aprobada por todos los actores.
Es así como los mexicanos renovamos la esperanza, volvemos a creer en las instituciones y, a punto estamos
de recuperar el impulso renovador cuando nuevamente triunfa el arreglo cupular,
generalmente con el acuerdo mezquino, el voto y la complicidad de todos los grupos parlamentarios. De esta
manera, desde la comodidad de su recinto, nuestros legisladores en turno, retornan
una y otra vez a la fuga por la palabra mediante una nueva reforma a la
Constitución o a la Ley. No puedo evitar compararles con la adicción a los
estudios de postgrado como la única opción que se le presenta a nuestros
egresados de educación superior para los cuales la sociedad no tiene
oportunidades de empleo productivo.
Así vivimos de mentira en mentira, con reformas de
gotero cacareadas como cascadas de “voluntad política”; vivimos de coyuntura en coyuntura sin tocar a fondo
las reformas y los cambios que proyecten a la nación con certidumbre de mediano
y largo plazo ante el asombro de otras naciones y de los grandes capitales
internacionales que ven con decepción el derroche de la oportunidad que se deriva
de nuestra ubicación geoestratégica. Dinosaurios de todos los colores opinan
que así es la política, avanzando dentro de
“lo posible” aunque la nación entera ya no aguante más y, en la era de
la sociedad del conocimiento, nuestros profesionistas prefieran irse de
braceros mientras los mejores talentos buscan cobijo en empresas y organismos
internacionales o en naciones que sí los valoran y apoyan.
Tiene toda la razón el compañero de generación y Rector de mi casa de estudios, la UNAM, Doctor José Narro Robles al considerar agotado el actual modelo económico y social de
México y demandarle a la clase la clase política acuerdos que lo re direccionen,
una reforma educativa integral así como
darle prioridad nacional a la educación superior. Yo diría una agenda de
acuerdos para la acción, no para el
discurso y más enredos jurídicos.
Los legisladores y los hombres de leyes bien saben que
después de una ley vienen los reglamentos, la réplica en las legislaturas
locales, los instrumentos de política, las organizaciones administrativas, los
programas de promoción, de difusión y …. Al final de todo este camino, en la
vida cotidiana y real del ciudadano
común, está una verdad sin tapujos: la simulación del Estado de Derecho con todo el peso de sus consecuencias para una
sociedad donde reina la violencia, la impunidad, la corrupción y extremas
desigualdades y, por completo, carente de cultura de la legalidad. No es
novedad ni la excepción que sea la misma autoridad la primera en faltar al
orden jurídico. No menos grave resulta el desanimo o desinterés de los
ciudadanos por conocer la Constitución, y sus derechos fundamentales.
Periódicamente la clase política mexicana cuando ya “siente
pasos en la azotea”, inventa una ley, la cacarea y la aprueba y luego la
promulga como "el gran logro" como si la ley, por sí sola se comiera,
apareciera inversiones productivas que crean empleos, evitara la destrucción de
los recursos naturales, el derecho a la vivienda sin vivienda, el derecho a la
salud mal entendida solo como derecho a
la medicina curativa más no a las
determinantes de la salud (alimentación, empleo, calidad ambiental, agua
potable, seguridad, etc)
Incluso,
tenemos el caso de las más recientes leyes para “acabar” con la violencia de
género y contra la pederastia y otras para
terminar con la corrupción en el uso de los recursos públicos.
Hemos llegado al hartazgo de presenciar honores y
glorias faraónicas a Presidentes de la República y gobernadores por ser los "primeros"
en presentar tal o cual iniciativa de ley aunque esta sea la viva
representación de lo que no se cumple en la realidad. En asuntos fundamentales
para la nación, la creatividad legislativa del Congreso, con frecuencia ha
estado al servicio del interés político de grupo. (Ejemplos sobran, de los más recientes tenemos la Ley para la Protección de Personas Defensoras de Derechos
Humanos y de Federalización de los Delitos cometidos contra Periodistas)
Esta reflexión parece
pertinente porque recientemente se promulgó la reforma política que
establece la consulta ciudadana; la
iniciativa ciudadana de ley y las candidaturas ciudadanas.
Es esta parte de la reforma política lo que nos hace
suponer que representa un gran avance democrático, cosa que está por verse como bien se deriva de lo
que dice el Senador Héctor Yunes Landa en su artículo El Empoderamiento Ciudadano:
1.- “esta reforma entre otras cuestiones refrenda el compromiso de la
clase política por incentivar la participación ciudadana y establecer vías
alternas de comunicación de la sociedad con las instituciones”
Comentario: El reto es mayor de lo advertido por el Senador
Veracruzano ya que es consustancial a la
génesis de la clase política mexicana toda, el manipular la participación
ciudadana más que incentivarla y permitir que se conduzca con independencia del
poder: esto es lo que se observa en la
población cautiva de programas, políticas públicas o clientelas
electorales, entre otras experiencias de gobiernos del PAN, PRD, y PRI. Es la misma relación de hace algunas décadas
cuando se hacía lo mismo a través del extinto BANRURAL. Por el contrario, real
y verdadero empoderamiento ciudadado implica, antes que nada, ser tratado como
sujeto y no como objeto
Para empezar, la primera participación que debería
incentivarse y respetar la clase política, es la de la militancia de sus
propios partidos en donde lo que menos hay es democracia. Al mismo Senador HYL
le ha tocado padecer esa realidad y su postura, con todo y sus costos, lo
reafirma como militante congruente en los hechos lo que a muchos nos consta.
2.- “La siguiente legislatura federal tendrá la fuerte responsabilidad
de reglamentar las nuevas formas de participación ciudadana, pero sobre todo,
deberá promover el estudio, debate e integración de otras más, adicionando
todas las acciones coadyuvantes para ellas, ya que el ejercicio legislativo
debe procurarse de manera integral”.
Comentario: Si la visión de las transformaciones que requiere el
país da para consensos y acuerdos de fondo entre los grupos parlamentarios, si
no prevalece la mezquindad de grupo que chantajea el voto y alcance de las
reformas estructurales por cotos de poder, partidas presupuestales, condonación
de pecados de fiscalización, etc., entre otros objetos de cabildeo y trueque, si
los representantes populares piensan en las próximas generaciones más que en
las próximas elecciones, es posible que la nueva Legislatura cumpla a plenitud
con su responsabilidad histórica. De lo
contrario, no faltará el ingenio aplicado en negativo para que en la
reglamentación, se aborte el espíritu del Constituyente aplicado a la Reforma
Política o a cualquier otra que se les ocurra promover.
3. “todos estos canales de democracia participativa,
deben ir acompañados de una fuerte inversión en educación e información de los
ciudadanos, por lo cual debemos incrementar los fondos en el rubro de educación
y realizar acciones destinadas a difundir las acciones de las instituciones
gubernamentales”
Comentarios: Muy importante esta
aclaración del Senador veracruzano para que la reforma no se quede en buenas
intenciones. Pero volvemos a lo mismo, si la nueva legislatura se ve presa de
miopía, el sentido de los acuerdos a los que llegue, sin duda será, por lo
menos, mezquino. Si por el contrario en sus dialogos prevalece la visión de
largo alcance, los acuerdos serán generosos y guiados por el objetivo común de
impulsar el Proyecto Nacional que, en la era de la globalizacion y los limites
de la economia de mercado, supone un Estado no solo eficaz (en el sentido que
le da el Presidente Electo) sino eficiente, productivo, transparente, rendidor
de cuentas, promotor de la corresponsabilidad social, todo lo cual plantea como
imprescindible la energía creadora de la participación consciente y organizada
de la sociedad.Una perspectiva que obliga a colocar, en primer plano, un
desarrollo politico de Mexico precisamente sustentable y sustentado en el
empoderamiento individual y colectivo de los mexicanos.
Hay miembros de la clase política mexicana - de todos
los partidos - a los que no obstante las facilidades de la comunicación
electrónica, jamás perdería mí tiempo escribiéndoles una palabra; no es el caso
del Senador Héctor Yunes Landa. Espero que estas primeras reflexiones sean de
utilidad a la elevada responsabilidad que próximamente asumirá en la Cámara de
Senadores y, sobre todo, le confirmen
que en Veracruz estaremos atentos a su
desempeño de tal modo que sus gestiones en favor de Veracruz y los acuerdos
para el bien de la nación, merezcan entre los veracruzanos apoyo y
consenso. COMENTARIOS: http://despertaratiempo.blogspot.mx/
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