jueves, 9 de agosto de 2012

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DESPERTAR A TIEMPO




Romeo González Medrano



EDUCACION:

Esperanza cara e irrenunciable



Tengo dos hijas, una en secundaria y la otra entró este año a la prepa, estoy orgulloso de ellas, las dos tienen promedio de nueve y por ellas aguanto todo, hasta días como el de ayer que saqué el tanque de la gasolina, la lavada y la cuota del patrón, me quedaron libres 80 pesos que llevé a casa después de trabajar el taxi durante 8 horas. ¿Cree Usted que con esto se puede vivir y además con los gastos hay que hacer en cada inicio de clases?.... Para nada le contesté, la verdad no sé cómo le hace usted a sacar adelante a sus hijas. “Ya Dios dirá, he aprendido a no quejarme, a no perder la paciencia, la esperanza y echarle ganas todos los días” me dijo el conductor del taxi que abordé para regresar a casa; servicio que me resulta más cómodo, menos estresante y más económico que traer mi vehículo gastar en la gasolina y pagar estacionamiento en el centro de la ciudad.



Contrario a lo que dice el Artículo 3° Constitucional, la educación en México ni es completamente gratuita y todo mundo sabe que lejos está, que sea de calidad. En realidad los mexicanos tenemos muchos derechos, sólo en el papel.



No obstante esta cruel realidad, para la mayoría de los mexicanos la educación es una esperanza que aunque cara, nadie se atreve a renunciar. Nos quejamos de lo que cuesta y sobre todo cada inicio de clases pero es irrenunciable por lo que hay que hacer lo que sea necesario para que los hijos continúen sus estudios. “¿Podría ser de otra manera?” me preguntó el conductor y agregó “¿hay algo que se pueda hacer para que la educación no nos golpee tan duro?” Remató el conductor del taxi, una actividad de alto riesgo y mal pagada sobre todo para los que no son propietarios.



Por mi parte, acostumbrado a un dialogo que disfruto por lo menos tres veces al día y toda la semana laboral, de inmediato le contesté: además de quejarnos, protestar y exigirles a nuestros gobernantes, creo hay otras opciones, por lo menos mientras llega el día en que se lleve a cabo una verdadera revolución educativa y, antes de llegar a mi domicilio le dije al conductor lo que pensaba:



• Si los padres fuéramos previsores y contáramos con el apoyo de las autoridades escolares, realizaríamos algunas compras con anticipación, cuando las papelerías están en plan de sacar sus inventarios y bajan los precios.



• Si fuéramos organizados y disciplinados en el gasto, guardaríamos parte del gasto de las vacaciones.



• Si fuéramos solidarios, compartiríamos aquellos útiles que al terminar los cursos se quedan en buenas condiciones y que nunca utilizamos.



• Si las sociedades de padres de familia no fueran aparatos inútiles carentes de auténtica participación, serían una fuerza organizada con capacidad de impedir el abuso en el aumento de cuotas o en el precio de los libros, útiles y uniformes.



• Si tuviéramos cultura de reúso, una gran cantidad de libretas y material que en no pocas ocasiones se utiliza 20% o 30 %, lo volveríamos a utilizar.



• Si las dependencias de gobierno federal, estatal y municipal tuvieran actualizados y transparentes sus inventarios, de seguro aparecerían toneladas de material que cuesta más guardarlo que donarlo para acciones de conservación de planteles escolares, equipamiento, herramientas de trabajo, practicas escolares, todo en apoyo de jóvenes voluntarios.



• Si los sindicatos de maestros cumplieran su elevada responsabilidad social, serian una fuerza aliada en favor de la educación de calidad y verdaderamente gratuita.



• Si los maestros de cada plantel fueran aliados de la economía familiar tomarían acuerdos para que las compras de libros y materiales se programaran no como se hace ahora que favorecen la especulación. Además, no inventarían gastos extras para el día de la madre, día del maestro, de la patria, de los difuntos, y cuanta ocurrencia tienen a lo largo del año con el pretexto de que es “parte formativa”. Organizarían concursos para la celebración más significativa y económica, donde se ponga a prueba el talento de los concursantes y no la cantidad de dinero que siempre sale de los bolsillos de los padres de familia.



• Si el Estado destinara más recursos a la educación y se asegurara que ese aumento no se esfuma como gasto en más burocracia inútil o por el sindicalismo corrupto.



• Si se aplicara en serio la evaluación del magisterio y se medidas correctivas a quienes no pasaran las pruebas.



• Si desapareciera por completo el otorgamiento de plazas a maestros con “derecho hereditario” y fuera únicamente por meritos y capacidades.



• Si la PROFECO existiera como autoridad eficaz, y no solo como ahora que se limita a investigar, declarar, recomendar, exhortar, regañar, y a todo…. menos sancionar a los mercaderes de la esperanza educativa.



• Si los diputados cumplieran sus promesas de campaña y los partidos políticos en lugar de ser sólo maquinarias electorales fueran fuerzas gestoras comprometidas con la educación gratuita, de calidad y a favor de la intervención reguladora del estado en el comercio de útiles escolares.



• Si todos hiciéramos la parte que nos toca en la educación, la carga estaría repartida con justicia y no como está ahora.



• ¡¡¡Hágame la buena señor, porque lo que usted dice es un sueño!!, me dijo el conductor de taxi que, como todos sus colegas, son informados y francos radares del sentir de los ciudadanos. COMENTARIOS: http://despertaratiempo.blogspot.mx/











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