¿Por
qué las gallinas cacaraquean después de poner el huevo? “Porque no saben hablar”
dijo un simplón; “porque nos dan lecciones de marketing”, dijo un publicista; “porque
están felices”, gritó un granjero quien para destacar su experiencia añadió que no lo hacen antes de ponerlo y
menos a la mitad, cuando suponemos que están pujando.
En cambio los servidores
públicos en nada se parecen a las gallinas: cacaraquean huevos ajenos, huevos
que solo están en proyecto, huevos a la mitad de poner; huevitos de paloma como
si fueran de avestruz y, por si fuera poco, lo presumen como si lo hubieran
hecho solitos y sin ayuda de nadie.
¡Qué pequeño es el ego de aquellos que son
incapaces de compartir los meritos por
la realización de una obra y qué ciegos al creer que su imagen se engrandece
cuando en realidad se vuelve diminuta!
Como padre, madre,
representante sindical, diputado, senador, sacerdote o gobernante ¿Cuál es el mérito de cumplir con
una obligación? Méritos extraordinarios los hay cuando se supera lo obligatorio
con obras de calidad, con administración eficiente, con transparencia y
rendición de cuentas, imaginación, talento, cooperación, economías y ahorros,
etc.
En el “cálculo” de la
rentabilidad para la imagen personal por obras y acciones realizadas como
servidor público, hay a). Un error elemental y b). Una falta de previsión.
Error al desdeñar el grado de conciencia social hoy alcanzado por ciudadanos mejor informados y pensantes y,
lo segundo, porque este año habrá nueva normatividad en materia de publicidad
gubernamental la cual entrará en vigor junto con el PEF 2014.
Sea por lo que sea, lo
cierto es que la realización de obra pública casi siempre ocasiona molestias e
incomodidades a la población que tiene necesidad de movilizarse a sus
actividades. El deber de las autoridades estatales y municipales no debe
limitarse a tomar las medidas de seguridad, control y supervisión que
garanticen la realización de obras a costo real y de calidad, a que tiene
derecho la sociedad. También es su
responsabilidad ocasionar las menores molestias posibles solo que para esto,
como para lograr la comprensión y colaboración de la población, hace falta mucho más que aburridos boletines o
vistosos espectaculares protagónicos.
Por falta de previsión,
por recursos siempre insuficientes o por las razones que sea, los ayuntamientos
como el de Xalapa tienen numerosas obras en proceso, gran parte de estas menores
respecto a las que realiza el Gobierno del Estado las cuales tienen que
llevarse a cabo en circunstancias que afectan de alguna manera la vida y
dinámica de la sociedad. El tema viene al caso a cada instante; por ejemplo lo
ocurrido con la ciclo vía y el congestionamiento que provocó los trabajos
previos a su inauguración. No se vale.
Obras para ampliación o
reparación de tramos del sistema de agua potable o drenaje, para reasfaltado de
calles o pavimentación en concreto hidráulico; guarniciones y banquetas, entre
muchas otras. Todas requieren colaboración de la población.
La población que tiene que trasladarse todos
los días a sus labores, protesta, critica, opina y no son pocos los que
expresan toda clase de improperios en contra de las autoridades. Estas
situaciones podrían manejarse con mejores resultados si los responsables de las
obras tuvieran mas contacto con la ciudadanía, con las organizaciones sociales
y económicas, con los vecinos afectados o beneficiados. Si esto hicieran
contarían con su comprensión y colaboración;
una respuesta que parece difícil de
conseguir lo cual es cierto si se elige la simple, tradicional y agotada
practica de emitir boletines de prensa cuando en
realidad, lo que se requiere es de un programa de comunicación directa con
mensajes en sitio y el entorno de las obras. Una cosa es informar y otra
comunicarse.
La obra pública requiere
de una comunicación ajena a protagonismos que exprese y advierta con claridad cuáles
son las condiciones transitorias de traslado; tiempo aproximado que durará e
información que motive el interés de los beneficiados, su mejor colaboración y
una cultura de valoración y respeto por los espacios públicos; igual que en una
familia cuando de diversas maneras todos sus miembros pagan el costo de una
ampliación o remodelación. No cabe duda
que gobernar una sociedad o una familia, es mucho más que hacer obras como ser
buenos padres es mucho más que proveer de objetos materiales a los hijos. (No basta con Franco de Vita)
Cada obra y cada acción
comprendida en el Programa de Movilidad Urbana 360 requieren de cambios en el
comportamiento de autoridades, peatones, conductores particulares, choferes de
transporte público, comerciantes, prestadores de servicios, transporte de carga,
y en general, de toda la sociedad.
Gobernar es promover
una nueva cultura de convivencia urbana – y también rural - que coloque el
respeto por la vida por encima de todo; que promueva la tolerancia creativa, la
coexistencia en la diversidad y que aplique el poder institucional para todo aquello que nos libere de “los
obstáculos que frenan su desarrollo y limitan su potencial” de acuerdo palabras
recientes del Presidente Peña Nieto.
La obra pública
material es un excelente vehículo de
pedagogía política para crear ciudadanía, por cierto, un papel que
desgraciadamente no desempeña al privilegiarse el cacareo. La máxima honra de
los auténticos servidores públicos, debiera ser la satisfacción del deber
cumplido.
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