Calificada como una de las entidades con mayor
número de ciudades medias en crecimiento conurbado acelerado, (Coatzacoalcos,
Córdoba, Veracruz, Xalapa, Poza Rica, Tuxpan, etc.) Veracruz enfrenta retos
descomunales y de todo género: vivienda, seguridad, servicios, infraestructura,
etc. Casi el 60 % de su asentamiento poblacional surgió
en las ultimas 4 décadas. En Xalapa, por ejemplo, hay taxistas que tiene de
conducir 30 0 40 años y dan testimonios de los limites urbanos de esta ciudad en lo que es la avenida 20 de noviembre, Encanto o Ferrocarril. Otros hablan de
parcelas cultivadas con cítricos o café en las proximidades del llamado “primer
cuadro de la ciudad”.
Junto con este ritmo de crecimiento demográfico,
todos los espacios públicos construidos se han visto sometidos a un acelerado
deterioro por el uso intensivo y, gobiernos de todos colores, fueron o quedaron
rebasados en su capacidad de respuesta ante rezagos y nuevas necesidades de
toda clase de servicios. No se trata de discutir si hicieron más o menos sino
de admitir que en todos los casos han sido mayores las demandas pendientes.
Precisamente porque contradice todas las ofertas
electorales de todos los partidos es por lo que no se quiere admitir o
reconocer el estado de ingobernabilidad que ha generado este crecimiento anárquico de los conglomerados humanos
conurbados. Sin embargo, es evidente la existencia de un desfasamiento entre necesidades
sociales del proceso de urbanización y la capacidad de respuesta de los tres
órdenes de gobierno.
Con solo sumar todas las fuentes de financiamiento con
las que contará un Presidente Municipal en su primer año de su gestión, es
posible saber el monto estimado recursos de los que podrá disponer para las operaciones de su administración….y
lo más importante, para la ampliación de los servicios básicos a la comunidad y
la inversión pública en obras que
mejoren sus condiciones de vida.
¿Porqué ningún candidato habla con la verdad de los
limites de esos recursos? ¿Qué clase de ética pueden presumir candidatos que
reparten irresponsablemente esperanzas? Si
algún candidato dice que hará mas que otro que explique con que recursos. ¿Bajará los sueldos de la alta
burocracia? ¿Eliminará aéreas inútiles? ¿Barrerá para atrás en procura de recuperar
recursos públicos robados? ¿Hará efectivo el cobro de impuestos o el pago de
servicios? ¿Hará efectiva la transparencia en licitaciones y concursos para la
asignación de obras o se someterá a las presiones de todo género de
siempre? ¿Cómo se sacudirá compromisos
incompatibles con su responsabilidad y compromiso con el pueblo? ¿Qué medidas
drásticas tomará para ganarse y distinguirse como gobierno transparente y
honesto? ¿Acudirá verdaderamente a un autentico “presupuesto participativo” o
solo lo presumirá como simulación de todo lo contrario?
Lo he dicho muchas veces en esta columna: candidato
que no explique y convenza en torno a cómo piensa hacer realidad sus promesas,
es un demagogo. Es en el cómo en donde
se sabe la verdad, la diferencia entre lo deseable y lo posible, entre el
encanto del discurso seductor de
electores y la realidad hecha gobierno.
Los mexicanos ya conocieron la pluralidad
partidista. Saben que la oposición, de cualquier
color, es crítica en tanto no llega a ser gobierno. No obstante este panorama
desolador ante la renovación de poderes locales hay dos posibilidades a considerar:
a).-La de candidatos que tengan el valor de
comprometer por escrito que por ningún motivo personal, “orden superior” venga
de quien venga interrumpirán su gestión ni subordinarán las prioridades de su
gestión a sus metas políticas futuras, personales de grupo o de partido.
b).- La de aquellas candidaturas ciudadanas - algunas
de empresarios - que respeten su identidad, valor y cultura empresarial y, ante las reglas no escritas
del sistema político, llegado el momento
a tomar decisiones que pretendan
apartar del interés común, cobren conciencia y se nieguen, ante quien
sea, a acceder a las presiones de un sistema político que solo los utilizó
porque sus progenitores son vacas flacas que no convencen a nadie.
Cuando se ha tenido la oportunidad de vivir,
participar, coincidir, discrepar y hasta padecer 40 años de procesos electorales
para la renovación de poderes locales, estatales y federales es lógico que no se te convenza fácilmente de las ofertas que representen
los candidatos de todos los partidos e ideologías.
Ante mega ciudades y mega problemas, no valen las
recetas comunes. Se requiere congruencia, liderazgo, capacidad de
convocatoria, imaginación, audacia, y
determinación para recuperar la función normativa del Estado en materia de
desarrollo urbano a fin de para aplicar con eficacia nuevas estrategias de
gobernabilidad y de gobernanza. La reciente reforma del Presidente Peña Nieto a
la ex Secretaria de la Reforma Agraria apunta en esa dirección.
Por otra parte, es necesario insistir que en su
parte inicial, lo que hace creíble una oferta de cambio es lo que tenga de
incluyente y el poder de convocatoria exige congruencia humildad y verdadera
vocación de servicio en los gobernantes y sus equipos, que con frecuencia son
los primeros en desmentir el discurso.
Hacer más con lo disponible, solo es posible con auténtica
inclusión y verdadera participación ciudadana, ajena y libre de todo intento de
simulación de parte de la burocracia o
de manipulación partidista.
Esperemos que ahora que los ayuntamientos son de 4
años haya candidatos con el valor de desafiar uno de los más grandes obstáculos
al gobierno eficaz que es el aceleramiento
de la disputa por el poder político. Un baño de agua fría a toda la clase política
se impone y no se descarte que lo reciba cuando se ponga en evidencia el fracaso
con el continuismo de algunas políticas públicas.
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