En la frontera de una educación cívica
Aquí estamos los mexicanos. Este será el último grito deformado y deformador. Eso espero.
México está empezando a escribir una nueva página de su historia. Y todo inicio en la vida y con vida es como el niño o niña recién nacido, llega ensangrentado de la placenta pero con la fuerza suficiente para SER.
¿Vamos a ver el inicio de una nueva cultura cívica, una evocación diferente de nuestro glorioso pasado histórico?
Eso creo. Cultura cívica abierta a la reflexión no la visión petrificada para impedirla, para idiotizarnos o para adornar a los hombres del poder como lo hemos presenciado desde la escuela primaria o desde el grado preescolar.
No más Gritos para callar sumisos ni para embriagarse y escapar de la verdad y de la realidad. No más 5 de Febrero para permitir que se pasen los derechos constitucionales por el arco del triunfo.
No más 1 de Mayo para contemplar pasivos que desaparezcan los derechos de los trabajadores.
No más 15 de septiembre para permitir que hundan al país en la dependencia y la entrega de nuestros recursos naturales al capitalismo salvaje.
Tenemos derecho a crear y escuchar los mensajes de una nueva cultura cívica que realmente valore e infunda verdadero respeto por las luchas de más de dos siglos. Pero sobre todo una cultura cívica que haga pensar y mantenga en alerta permanente el pensamiento crítico en las actuales y próximas generaciones .
Cultura cívica democrática que aliente la formación de verdaderos ciudadanos, congruentes y sentimientos de dignidad, capaces de exigir congruencia a quienes nos gobiernan.
Para eso debe servir la evocación de nuestra historia. Para valorar lo que somos y tenemos y para ser mejores y escribir nuestras páginas de manera libre, con nuestros aciertos y errores y sin que los usurpadores nos tapen los ojos o nos aten las manos para escribir.
No más discursos patrioteros en boca de los traidores. Necesitamos una educación cívica para el nuevo milenio, abierta a nuestros mejores y remotos valores y también a la cultura universal y al hombre universal y ésta es una tarea de todos. No podemos ni debemos permitir que sea tarea del poder de los incongruentes, no importa de qué color o partido sean. Todas las fechas y todos lo héroes hemos de repensarlos, incluso los anónimos.
Empecemos ya.
¡ Viva Mexico cabrones, el Mexico cabrón, el del hartazgo que dijo ¡basta ! El que ya empezó a tomar su destino en sus propias manos.
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