jueves, 23 de enero de 2014

EL VALOR QUE NO TENEMOS LOS MEXICANOS





EL VALOR QUE NO TENEMOS

Los mexicanos no solo padecemos enfermedades del cuerpo físico sino también de otras que podríamos llamar “del espíritu”; estas quizá más graves, contagiosas y de consecuencias impredecibles para el presente y futuro de la Nación. Me refiero a la apatía, el desanimo o desinterés por los asuntos públicos y comunitarios, los que por comodidad, o temor, acostumbramos dejar casi de manera exclusiva en manos de la clase política gobernante.


El abstencionismo en las urnas, la escasa o nula participación en sus respectivas organizaciones, la desconfianza y la incredulidad en las instituciones como en quienes las dirigen, es parte de esa realidad. A los ediles, gobernadores, diputados, senadores, o Presidente de la República, se les “elige” para que hagan con la voluntad de sus representados lo que se les pegue la gana y sin verdadera rendición de cuentas. Digan lo que digan, en México la llamada “democracia representativa” padece anemia progresiva de representatividad como consecuencia de las “enfermedades del espíritu”.

 Al respecto, analistas críticos o  academicos hablan de falta de cultura o valor cívico, otros de falta de conciencia social o de cultura política. Al buen entendedor, pocas palabras. Con sus excepciones, México carece de verdaderos ciudadanos que cumplan plenamente con todas sus obligaciones y ejerzan de igual manera todos sus derechos, sobre todo los constitucionales; comportamiento que es causa y efecto de todo lo que en los hechos niega la existencia plena  del llamado “Estado de Derecho”. Michoacán solo es lo evidente.

Desde el sexenio echeverrista los gobernantes se empeñan en “promover” la participación y todo lo que supuestamente incluya e involucre a los ciudadanos en los asuntos públicos. Incluso organismos finacieros internacionales como el Banco Mundial, hace rato que dan ese enfoque a sus programas de desarrollo comunitario.

En México y para ese fin en el curso de los ultimos 40 años se han creado incontables instituciones, leyes como la de planeación democrática, un sin número de mecanismos, programas sociales o de obra “abiertos” a la participación, derecho de acceso a la información, oficinas de quejas y denuncias, diversas procuradurías, “contralorías sociales”, comités, consejos,  etc.

Surgidas por inicitiva social o inducida su creación desde alguna dependencia, hay miles de organizaciones sociales con una gran variedad de fines y alcances. Sin embargo muy lejos está el pueblo mexicano de tener o presentar un empoderamiento ciudadano mayoritario o generalizado con una participación de calidad. 

 ¿Falta de desarrollo político? Quizá. En una ocasión, un maestro en el Instituto de Administración Pública (IAP) y Doctor en Ciencia Política nos dijo en clase: “México carece de ciudadanos porque aquí los ciudadanos fueron creación del Estado y no a la inversa”. De seer válida la interpretación, no nos queda mas remedio que reconocer que padecemos el peso de una herencia que vive y se manifiesta en el presente.



   Hoy, esa herencia, vista como falta de desarrollo político, es el “Talón de Aquiles” del Estado Mexicano, de la Nación y de su posible devenir.


Romper la cadena genética, implica autentica libertad de expresión con acceso democrático a todos los medios, absoluto respeto de todas las voces, legitimidad de la crítica, absoluto respeto de ser y pensar diferente, auténtico diálogo plural en todas las escalas y esferas, etc. ¿Gozamos de esa libertad sin reservas? ¿de verdad los gobernantes escuchan con respeto todas las voces?¿se debaten abiertamente todos los asuntos públicos?

Se supone que con este fin y otros semejantes, a iniciativa de la Dirección de Desarrollo Político del Gobierno del Estado que encabeza Fernando Sánchez, la semana pasada durante un desayuno en el Hotel Fiesta Inn de Xalapa, se dio a conocer la creación de un nuevo mecanismo con otros 70 ciudadanos: el Consejo Ciudadano de Desarrollo Político. Durante el evento la intervención de representantes de todos los sectores dio la bienvenida al proyecto.


PROPUESTA
Que se instituya por ley (mínimo) y se le deje volar sólo, tener vida independiente de su progenitor, que no se intente manipular por el gobierno, ni por político alguno de ningún color, temporada o partido político es parte de lo que expresé, (en forma efusiva, dice Felipe Hákim en Crónica del Poder) Si se cumplen estas condiciones, el nuevo instrumento estará en posibilidades de cumplir con sus elevados fines y haberlo creado será hecho trascendente y útil a Veracruz, concluí mi opinión. El balón llegó a la cancha gubernamental y el inteligente funcionario, con el estilo aperturista de LEA, contestó: “eso dependerá de ustedes quienes lo integran”. Veremos






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