EL VALOR QUE NO TENEMOS
Los mexicanos no solo padecemos enfermedades del cuerpo físico sino también
de otras que podríamos llamar “del espíritu”; estas quizá más graves,
contagiosas y de consecuencias impredecibles para el presente y futuro de la
Nación. Me refiero a la apatía, el desanimo o desinterés por los asuntos
públicos y comunitarios, los que por comodidad, o temor, acostumbramos dejar
casi de manera exclusiva en manos de la clase política gobernante.
El
abstencionismo en las urnas, la escasa o nula participación en sus respectivas organizaciones,
la desconfianza y la incredulidad en las instituciones como en quienes las
dirigen, es parte de esa realidad. A los ediles, gobernadores, diputados,
senadores, o Presidente de la República, se les “elige” para que hagan con la
voluntad de sus representados lo que se les pegue la gana y sin verdadera
rendición de cuentas. Digan lo que digan, en México la llamada “democracia
representativa” padece anemia progresiva de representatividad como consecuencia
de las “enfermedades del espíritu”.
Al
respecto, analistas críticos o academicos hablan de falta de cultura o valor
cívico, otros de falta de conciencia social o de cultura política. Al buen
entendedor, pocas palabras. Con sus excepciones, México carece de verdaderos
ciudadanos que cumplan plenamente con todas sus obligaciones y ejerzan de igual
manera todos sus derechos, sobre todo los constitucionales; comportamiento que
es causa y efecto de todo lo que en los hechos niega la existencia plena
del llamado “Estado de Derecho”. Michoacán solo es lo evidente.
Desde el
sexenio echeverrista los gobernantes se empeñan en “promover” la participación
y todo lo que supuestamente incluya e involucre a los ciudadanos en los asuntos
públicos. Incluso organismos finacieros internacionales como el Banco Mundial,
hace rato que dan ese enfoque a sus programas de desarrollo comunitario.
En México y para
ese fin en el curso de los ultimos 40 años se han creado incontables instituciones,
leyes como la de planeación democrática, un sin número de mecanismos, programas
sociales o de obra “abiertos” a la participación, derecho de acceso a la
información, oficinas de quejas y denuncias, diversas procuradurías,
“contralorías sociales”, comités, consejos, etc.
Surgidas por
inicitiva social o inducida su creación desde alguna dependencia, hay miles de
organizaciones sociales con una gran variedad de fines y alcances. Sin embargo
muy lejos está el pueblo mexicano de tener o presentar un empoderamiento
ciudadano mayoritario o generalizado con una participación de calidad.
¿Falta de desarrollo político? Quizá. En una
ocasión, un maestro en el Instituto de Administración Pública (IAP) y Doctor en
Ciencia Política nos dijo en clase: “México carece de ciudadanos porque aquí los
ciudadanos fueron creación del Estado y no a la inversa”. De seer válida la
interpretación, no nos queda mas remedio que reconocer que padecemos el peso de
una herencia que vive y se manifiesta en el presente.
Hoy, esa herencia, vista como falta de desarrollo político, es el “Talón
de Aquiles” del Estado Mexicano, de la Nación y de su posible devenir.
Romper la
cadena genética, implica autentica libertad de expresión con acceso democrático
a todos los medios, absoluto respeto de todas las voces, legitimidad de la
crítica, absoluto respeto de ser y pensar diferente, auténtico diálogo plural
en todas las escalas y esferas, etc. ¿Gozamos de esa libertad sin reservas? ¿de
verdad los gobernantes escuchan con respeto todas las voces?¿se debaten
abiertamente todos los asuntos públicos?
Se supone que con
este fin y otros semejantes, a iniciativa de la Dirección de Desarrollo
Político del Gobierno del Estado que encabeza Fernando Sánchez, la semana
pasada durante un desayuno en el Hotel Fiesta Inn de Xalapa, se dio a conocer
la creación de un nuevo mecanismo con otros 70 ciudadanos: el Consejo Ciudadano
de Desarrollo Político. Durante el evento la intervención de representantes de
todos los sectores dio la bienvenida al proyecto.
PROPUESTA
Que se
instituya por ley (mínimo) y se le deje volar sólo, tener vida independiente de
su progenitor, que no se intente manipular por el gobierno, ni por político
alguno de ningún color, temporada o partido político es parte de lo que expresé, (en forma
efusiva, dice Felipe Hákim en Crónica del Poder) Si se cumplen estas
condiciones, el nuevo instrumento estará en posibilidades de cumplir con sus elevados
fines y haberlo creado será hecho trascendente y útil a Veracruz, concluí mi
opinión. El balón llegó a la cancha gubernamental y el inteligente funcionario,
con el estilo aperturista de LEA, contestó: “eso dependerá de ustedes quienes
lo integran”. Veremos
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