ELEMENTOS PARA RAZONAR LA ESPERANZA
Es común que el inicio de un nuevo
Ayuntamiento sea motivo para renovar la esperanza de mejores tiempos aunque eso
solo se presente en una parte de la sociedad. Además de los golpes recientes,
la desconfianza y la incredulidad ciudadana en sus gobernantes, tiene
decepciones acumuladas.
Olvidar como de recordar, son vitalmente
necesarios y las promesas no cumplidas
se guardan y se recuerdan por décadas, incluso por generaciones. A mi me consta
el caso de las promesas que candidatos a Gobernador, a Senador, Diputados Local
y Federal y alcaldes le hicieron a los habitantes del Pipincal, congregación de Xoloxtla, Xalapa. Una comunidad que fue
ejemplo de organización y participación ciudadana a través del Programa de
Solidaridad en tiempos del Ex Gobernador Dante Delgado. Desde esta comunidad
también tuve la oportunidad de colaborar con la impresionante movilización
organizada de comités de solidaridad en todo el estado. Por eso me queda clara
la diferencia.
Hoy en El Pipincal no hay signos de aquella
energía; la comunidad parece paralizada,
anestesiada. ¡Ni sobornada con regalitos de campaña de todos colores la hacen
reaccionar! Niños y jóvenes lo ignoran pero padres y abuelos saben que las
únicas obras públicas existentes en su comunidad, son las que ellos realizaron casi
solos, con su cooperación y faenas. Queda una docena de mujeres que periódicamente
recogen la basura de la calle principal a cambio de beneficios del Programa
Oportunidades. (ignoro porqué solo mujeres pero me parece una aberración de
género).
¡20
años de votar, pagar predial y acudir a mítines y ni una sola obra! La mula no
nació arisca, los palos la hicieron. Miles de comunidades deben estar así en
todo el territorio veracruzano. Hoy lo que prevalece es la incredulidad, la desconfianza
en forma de apatía. El problema de los nuevos alcaldes es que sin esa energía
social, sin participación honesta, entusiasta y organizada de las comunidades,
al menos, la obra social, volverá a ser precaria o inexistente y, en
consecuencia, factura cobrable en próximos comicios en favor de quienes sepa
hacerlo.
Los veracruzanos
tendremos Ayuntamientos de 4 años y no
de tres, a partir del Decreto Número 542 que reformó el párrafo Tercero de la
Constitución Política del Estado. Una reforma
promovida hace un año por el Gobernador Javier Duarte de Ochoa, aprobada
por el Congreso y exenta de inconstitucionalidad por acuerdo de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación,.
Sin entrar en más detalles sobre los
motivos de dicha reforma, cabe destacar que el objetivo principal fue “para una administración municipal moderna, eficaz,
eficiente, transparente, y sobre todo de resultados de beneficio colectivo”.
Punto.
Como la ley solo es norma escrita, al día
de hoy lo único que se ha cumplido es la constancia que otorgó a los ediles entrantes
su permanencia en el cargo hasta el primero de Enero de 2018. Todo lo demás,
está en espera.
La población rural o la marginada que vive
en los cinturones que rodean a los municipios como Xalapa, Poza Rica,
Coatzacoalcos, Córdoba, etc., podrían calmar su desesperación y ver renacer sus
esperanzas, solo si los gobernantes dieran un golpe de política social eficaz
de resultados contundentes, no mediáticos pagados con erario publico.
Del lado de los medios y analistas que
estamos fuera de convenio o de nomina, es deber, por lo menos, razonar la
esperanza de que ahora sí habrá mejores gobernantes. El aplauso fácil, aunque
es inservible material de precampañas, como siempre, goza de numerosos
promotores. Premodernas practicas de gasto publico en difusión cuando en las
urnas como en las encuestas del Centro de Estudios de Opinión de la Cámara de
Diputados han demostrado que los ciudadanos tienen su propia lectura de la
información gubernamental.
Ante tales circunstancias condicionantes, cabe
razonar la esperanza y aceptar sin conceder que los objetivos de la reforma
duartista podrían cumplirse si:
1. Si el reto de hacer mejores gobiernos
municipales lo compartieran de verdad – reflejado en presupuestos, obras y
acciones- Alcaldes, Gobierno del Estado y Gobierno del Presidente Enrique Peña
Nieto.
2. Si fortalecidos en la simpatía de que
gocen los alcaldes en el inicio, deciden ampliar sus ingresos propios, se
moviliza la gestión financiera de los alcaldes y, sin tentaciones futuristas se
mantiene fuertemente unida la Comuna en todas sus decisiones. Me consta que hay
un vínculo irrefutable entre unidad política y la capacidad de gestión
financiera de los alcaldes, particularmente tratándose de grandes proyectos a
base fondos metropolitanos.
3. Alcaldes de 4 años pueden llevar a
mejores frutos si una “ciudadanía empoderada” – que ahora no existe- y una
fiscalización con ente autónomo y eficaz – que tampoco existe- hicieran
contrapeso a las inercias e intereses disfrazados de aliados de la transparencia
y la rendición de cuentas cuando en realidad son aliados de la opacidad en las
compras y licitaciones.
4. Si además de atender sus
responsabilidades, los nuevos alcaldes se dan tiempo para diseñar e impulsar la
sacudida y transformación de las estructuras administrativas. No superficial,
en la piel, sino profunda, con evaluaciones semestrales, desde el Alcalde hasta
el último servidor público municipal.
5. Si este esfuerzo de cambio sacude
estructuras, intereses y moviliza valores éticos, nuevos liderazgos, reservas
morales (que las hay) y se convierte en el principio de una nueva cultura
política de los servidores sustentada en capacidades, méritos y una movilidad en la administración que supere y deje en el pasado el
amiguismo y los cargos con padrino.
6. El que quiera azul celeste que le cueste. Si
los Cabildos acuerdan y establecen un mecanismo participativo y eficaz de
seguimiento de resultados de la ejecución del Plan Municipal de Desarrollo por
Delegación y, para alentar la participación ciudadana, lo que arroje ese
seguimiento se difunde y llega a ser uno de los objetivos fundamentales de la
política de comunicación social en lugar del ego, la imagen y las aspiraciones de
funcionarios con calentura prematura.
7.
Si se pone en practica el presupuesto participativo que algún día – antes de
ser Alcalde de Xalapa- propuso Américo
Zuñiga y, la ejecución de los programas de cada área se ponen en caja de cristal
en cada una de las Delegaciones para que
lo planeado y autorizado no se distorsione por el que más grita o por el que más
bloqueos lleva a cabo. Seguramente puede generar cierta impopularidad gobernar
conforme a necesidades y prioridades en lugar de hacerlo en forma reactiva a la
presión manifesta pero como en días pasados dijo el Senador José Yunes Zorrilla refiriéndose a la reforma fiscal “no fue pensada en su
costo político electoral sino en las transformaciones que demanda el país”.
Así las cosas, en el ámbito municipal vale
el mismo criterio. Debe transparentarse la atención de todos ciudadanos incluso
de los grupos de presión que presentan como “gestión” lo que en realidad y no
pocas veces es chantaje preelectoral. Es la hora de arrancarle sus mascaras a
la vieja y falsa gobernabilidad. Hoy la que hace falta, debe servir a los más,
no necesariamente a los que más gritan o más se encueran. La presión social manipulada
ha crecido como negocio de líderes porque desde el poder se ha fertilizado. En
su lugar hace falta alentar y apoyar a la verdadera colaboración ciudadana, a
la que emerge de las organizaciones de base, sin distingos de colores
partidistas. El reto del cambio lo comparten el Gobernador de Veracruz y el
Presidente Peña Nieto que promovió esa misma reforma en el Estado de México,
siendo Gobernador.
Hay que poner la esperanza por delante,
pero siempre con los pies en la tierra. El pez por la boca muere y las
posibilidades de cambio para los mexicanos mueren cuando sobrevaloramos las reformas
jurídicas, se las festinamos a quien se
lleve los créditos pero olvidamos que solo son
posibilidades de cambio que al no reflejarse en la realidad, condenan a
la ley a ser vista como letra muerta, al igual que los buenos propósitos de
quienes promovieron las reformas a la misma.
Por ahora y a manera de conclusión digo:
solo quien se atreve a romper protocolos para buscar caminos diferentes, puede llegar
a destinos diferentes. Más caro saldrá engañarse.
PD. Una disculpa a mis lectores, por razones
de salud obligadamente me ausente de escribir, aunque no de leer.
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