En tiempos
electorales muchos son los mexicanos que abandonan - aunque sea por unos meses
- su rol productivo seducido$
por la política. Otros, muy
seguros de que van tras “el becerro de oro” además de dejarlo todo, no se
tientan el alma para hipotecar el patrimonio familiar. Algunos, un tanto experimentados, ya calcularon la “tasa de retorno” o pago por sus desvelos ya que la justificación por
el incumplimiento de sus promesas para el bien común, la podrán atribuir
a directrices de grupo y circunstancias adversas.
Y los hay
totalmente primerizos que se arrojan
como “El Borras” con una pasión que hasta se la creen. Hay de todo, también personas con
autentica vocación de servicio, intención y convicción de servirle a la
comunidad, aunque son los menos y cada vez menos para hacerle frente a los usos
y costumbres de la política “a la mexicana”
· El
empresario, deja su empresa que le es todo, y se va a la política.
· El Consultor
Jurídico como el Contador Público abandona
su clientela y empleados.
· El
periodista que toda su vida amó su libertad, la
cambia por una curul, donde la obediencia es la virtud mayor.
· El
diputado como el alcalde, todo lo hace pensando en ella. Mucha gestión rentable
poca acción sustentable.
· Los
funcionarios de los tres primeros niveles están siempre dispuestos a dejar el
cargo para irse a la política, tras sus aspiraciones personales. Por eso la mayoría da
“un tiempo extra”
· Pocos
funcionarios y pocos representantes terminan sus cargos; casi todos van de paso
movidos por lo mismo: el poder político. Es el derecho del proyecto personal
sobre el institucional y de equipo.
· El
maestro abandona sus alumnos para ingresar
como simple párvulo al “escalafón
político”.
· El
ganadero abandona su ganado para perder el sombrero en “el toro mecánico”.
· Traicionando
el juramento de Hipócrates también el médico deja sus pacientes.
· Lo hace el líder sindical y campesino, el litigante que deja de litigar, etc.
· Algunas
amas de casa por la bandera de la igualdad de género dejan el pastel en el
horno.
· Muchos
jóvenes universitarios, son utilizados como atractivo de ideales y vigor del
que carece el sistema político. TODO POR ¡¡¡¡¡LA POLITICA!!!
Tan seductora,
tan apasionante. Poca o nula satisfacción
deben recibir algunos por lo que estudiaron o construyeron y por eso lo dejan todo
ante lo que parece irresistible.
Grandes deben
ser las satisfacciones que de la política esperan para compensar lo que pierdan
al dejar de hacer muchas cosas. ¡Pobres!
Ignoran que hay quienes que ni en dos sexenios pudieron recuperar lo que
“invirtieron en la campaña”. Claro, hay otros que lo multiplican.
¿Acaso no es la
política una profesión? ¿O se trata de un oficio que no exige mucha
preparación y debido a ello todo mundo se considera apto para ejercerla? ¿Porqué
no hay escuelas o universidades para la política como profesión?
Ningún Partido
registrado, organización social o institución pública cuenta con un centro de
formación de políticos. Ser político se considera producto de la
experiencia, o bien resultado automático de habilidades para las relaciones que
lleven al poder. Otros entienden que es parte del oficio de político añadir títulos
patito
y solo una elite viaja con sus recursos a Harvard, Yale, Stanford o London por doctorados de estado, lo que
tampoco es garantía de servirle como político a su Nación.
Una vez escuché
a un diputado federal, ahora senador por Veracruz que su mamá de pequeño le dijo
“o aprendes a leer hijo mío o te metes de
político”. O sea la percepción del ciudadano común es la de que no se
necesita asistir a ninguna escuela o universidad para ser político y, según se
sabe, hoy por hoy es la profesión mejor pagada y hasta se dan el lujo de
fijarse sus ingresos, cosa que no sucede con todas las demás profesiones.
La política
tiene hoy un poder atractivo sobre muchos jóvenes como nunca antes más no porque
de pronto se haya extendido “el afán
servir” a los demás sino porque encuentran
en la política la oportunidad de
realización que les niega nuestra realidad. Evaden su frustración como
profesionistas, metiéndose a la política.
También porque
el país sigue en crisis económica y estar en el presupuesto es el único
“negocio” de ingresos seguros. Además porque los negocios familiares se fortalecen si hay alguien de la familia que
los represente dentro del Gobierno.
Cada nación
tiene los políticos que merece. Más vale que pinten su raya quienes no les
quede este saco, que “echen a los
mercaderes del templo” demostrando su vocación y humildad para servir,
como el Papa Francisco que hace política a lo grande y con éxito evidente.
Después del día
7 de Julio, a los que no les favorezca el triunfo electoral ¿se sumarán al
programa de los candidatos ganadores o
se sumirán en la política negra demostrando con ello que su amor por el bien
común, era más que falso, o flor de un día.
En la mitad del
territorio nacional se llevarán a cabo elecciones locales lo cual nos dará
certeza y rumbo de los cambios inaplazables que necesita México para sacudirse
el viejo régimen y plasmar en la Reforma Política que impulsa el Pacto Por
México, reglas que la dignifiquen y la pongan al servicio de sus fines
superiores. Muy costoso, de los más caros del mundo y de pobres frutos, es nuestro sistema político ¿Qué hace falta para
ponernos las pilas?
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