viernes, 13 de enero de 2012

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INEFICACIA E INMORALIDAD ELECTORAL




INEFICACIA E INMORALIDAD
ELECTORAL

Tiene razón el maestro José Woldenberg al calificar de perverso el nuevo modelo de comunicación electoral. “Al fragmentar los tiempos oficiales en espacios de 30 segundos, difícilmente los mensajes de los partidos pueden trascender el formato de un comunicado publicitario. En esos formatos no cabe ningún planteamiento medianamente sofisticado, ninguna propuesta que requiera argumentación. Con ello, buena parte de la deliberación publica se adelgaza” (Reforma, Enfoque: 13/I/12)
¿Cuánto le cuesta al contribuyente la publicidad electoral?, ¿Para qué queremos los mexicanos un modelo de comunicación que no difiere en nada de la publicidad comercial?. Ofensiva e inmoral es la impresión que en no pocos ciudadanos deja el derroche de recursos públicos que representa el sistema electoral que tenemos los mexicanos; una impresión que se acrecenta en tiempos de campaña. Partidos políticos y autoridades electorales por igual, entran en el juicio ciudadano y, de manera singular, al convertirlo en víctima del bombardeo por la difusión masiva de spots en la televisión. De Enero a Julio percibiremos el hartazgo y el explicable rechazo ciudadano.
Abundantes y ampliamente documentados en cifras procedentes de fuentes oficiales, son los análisis que demuestran que México tiene una de las “democracias” más caras del mundo. Por ejemplo en 2009 el gasto electoral fue de 20 mil 887 millones de pesos y mientras el costo promedio por elector en América Latina fue de 0.95 dólares, a los mexicanos nos costó 17.24 dólares, lo que significó un costo de 268 pesos por ciudadano inscrito en el Padrón Electoral del IFE.
De acuerdo a un informe de la Auditoria Superior de la Federación resultado de la revisión y fiscalización de la Cuenta Pública, entre el año 2000 y 2008 han existido 16 partidos políticos nacionales que han costado a los mexicanos más de 25 mil millones de pesos. Por eso, al hacerse público los nexos familiares y de grupos de interés existentes. En algunos partidos, no falta quien se refiera a la formación de asociaciones políticas y partidos como un jugoso y seguro negocio.
En el mismo sentido abunda en evidencias otro estudio realizado por el investigador del CIDE Marco A. Mena Rodríguez: “Durante las pasadas elecciones de 2009 el gasto electoral fue de 20 mil 887 millones de pesos, lo que equivale al 10 por ciento del gasto en educación pública1 o al 85 por ciento del gasto en el Programa de Desarrollo Humano Oportunidades de ese año”.

Lo anterior, representó un gasto promedio por elector de 268 pesos por ciudadano inscrito en el Padrón
Electoral del IFE. Para 2011, el IFE ha solicitado ya 10 mil 499 millones, de los cuales 7 mil 163
Millones corresponden al gasto de operación del Instituto y 3 mil 335 millones a prerrogativas para
partidos políticos” Para 2012, el Consejo General del IFE aprobó un presupuesto de casi 16,000 millones de pesos de los cuales 5,292 están destinados al financiamiento público de los partidos políticos.
¿Hay alguien que pueda demostrar que esta forma de financiamiento de sistema político y sobre todo de la difusión de material promocional por televisión ha servido para desarrollar la conciencia cívica en los mexicanos? ¿Hay algún partido político o algún legislador que pueda demostrar que mediante esa forma de “comunicación” se la logrado mejorar el ejercicio del voto, abatir sustancialmente el abstencionismo, revitalizar la democracia representativa o fortalecer la legitimidad política del gobernante en turno? ¿Acaso los resultados de las últimas elecciones no demuestran todo lo contrario?
La clase política dirigente de México y, en especial, entre muchos de nuestros legisladores, se sigue pensado que el pueblo es estúpido y retrasado mental y que necesita ser bombardeado por los medios de comunicación para participar y ejercer su voto. ¿Quién dice que esas formas de “comunicación” entre candidatos y electores son las más adecuadas para que los ciudadanos razonen su voto antes de ejercerlo? ¿O es que a ninguno de los partidos y candidatos conviene el voto razonado?
El concepto mercadológico de la actividad político electoral, coloca la “oferta” partidista en el mismo lugar en que las grandes corporaciones empresariales colocan un jabón, un refresco o un cosmético para dama o peor que eso ya que mientras los spots comerciales destacan cualidades e inventan testimonios o demostraciones”, la promoción de candidatos se limita a destacar caritas sonrientes o seductoras, frases de buenos deseos, juicios descalificadores, virtudes familiares, baños de pueblo, baños de pureza, talento para gobernar no demostrado, etc. de todo y, pocas o ninguna prueba de hechos consumados que demuestren capacidad de gobernar, convicciones ideológicas o de vocación de servicio a la sociedad.
Si se trata de propuestas, escuchamos puros “qués”, ya que nadie se interesa en abordar el “cómo” que es el terreno de la aplicación de las políticas públicas y en donde se tuercen todas las plataformas y planes de desarrollo. A los candidatos les importa y ocupa solo ganar el consenso para acceder al poder, ejercerlo será “harina de otro costal”. Por eso se prefiere manipular percepción que convencer con razones y propuestas específicas. En estas condiciones nada tiene de extraño la oferta populista o la omisión de definiciones, total de lo que se trata es de quedar bien con dios y con el diablo.
No cuentes el dinero delante de los pobres porque te puede salir muy caro dice un dicho popular muy sabio pero eso le importa un comino a los consejeros del IFE y a los legisladores que aprobaron la legislación electoral que rige el modelo de comunicación actual.
Lo cierto es que el costo de este proceso electoral de 2012 será el más alto en toda la historia no solo por los miles de millones de pesos que costará, sino también porque es previsible un triunfo con precaria legitimidad política debido al rechazo o la indiferencia de la mayoría de los electores que todos los días ven cómo se gastan millones de pesos del contribuyente mientras el pueblo resiente la pérdida del poder adquisitivo del salario.
¿De qué se trata?. Si el IFE quiere que se le crean sus spots de promoción del derecho a votar y del resguardo de los procesos a cargo de esa institución, lo primero que debería de revisarse es el modelo de comunicación que con todo y las recientes reformas, no sale de lo mismo de siempre.
Los electores no estamos ansiosos a la espera de otra oferta de temporada sino del ejercicio pleno de un derecho constitucional en la elección más difícil y decisiva de la historia contemporánea de México y eso sólo es posible con el voto razonado de todos los mexicanos.





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