miércoles, 18 de mayo de 2011

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POBREZA SOCIAL Y POBREZA CONCEPTUAL



POBREZA SOCIAL Y CONCEPTUAL
En México la pobreza llamada “extrema” es objeto de la política social a través de la Secretaria de Desarrollo Social; una función que comparte con la institución ejecutora de la política asistencial, el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF federal, estatal y municipal) más la que llevan a cabo los gobiernos estatales a través de diversos programas destinados a la población vulnerable existente en todo el país.
Al margen de la controversia en torno a si estos programas han logrado disminuir o no el número de pobres o los márgenes en que han dejado o no de serlo, lo cierto es que hay dos temas que cuestionan de fondo la política social del estado mexicano.
El primer tema – eternamente omitido - es el de su ineficacia total por ser curativa, a posteriori de lo que son los efectos pauperizadores de la política económica.
El otro tema y objeto de estas notas, es el de las relaciones sociales de y entre los beneficiarios de esta política; una categoría de las ciencias sociales que parece haberse patentado para permanecer encerrada en la academia y en uso exclusivo de disciplinas como la sociología o la antropología.
Los representantes sociales analizan y discuten el presupuesto, (PEF), proponen ajustes, algunos a nombre del federalismo, otros instrumentales y punto. El Poder Ejecutivo se concreta a gastar esos recursos conforme a la compleja normatividad que rige su ejercicio sin que se haya logrado una medición confiable de los resultados finales a pesar de los esfuerzos de la Comisión Nacional de Evaluación (CONEVAL). O sea la pobreza extrema continúa como asignatura pendiente del Estado Mexicano lo que entre otras cosas explica la controversia que sobre el particular ofrecen organismos internacionales como Organización Interamericana para el Comercio y el Desarrollo (OCDE) y el Banco Mundial.
Más eso no es todo; tal parece que al Poder Ejecutivo como a nuestros representantes en el Congreso, la única pobreza que les ocupa es la material. Para ellos, como para muchos, el único concepto de pobreza es el relacionado con las necesidades materiales. Concepto que parte del supuesto - aun no demostrado ni en México ni en ninguna economía ni época histórica – que afirma que atendiendo de esa manera tales necesidades, automáticamente disminuirá la desigualdad, se avanzará en el desarrollo humano y la felicidad anhelada inundará todos los hogares. Es la misma mentalidad de los padres que suponen que con solo darles apoyos y bienes materiales a los hijos, en automático esto hará de ellos mejores seres humanos.
Estas visiones esquemáticas y simplificadoras se parecen a las del viejo marxismo leninismo de tipo economicista del siglo pasado durante la mejor época de la URSS. Me refiero al pensamiento que difundía el PCUS y que en nuestra adolescencia repetíamos como pericos en los Partidos Comunistas del mundo. Una filosofía que también sostenía que acabando con la propiedad privada y mejorando las condiciones materiales de los trabajadores, automáticamente la sociedad avanzaría en igualdad hasta llegar a una etapa de desarrollo “humanizado” o de a cada quien sus necesidades y sus capacidades. El tiempo y la desintegración de la URSS, entre otros hechos históricos, finalmente desmintieron esos supuestos.
Por su parte, el capitalismo salvaje tampoco se quedó atrás. La cultura del confort que aun se vende como modelo de vida a los habitantes de las grandes potencias, no ha resultado trasferible a otros países pues tan solo por consumo per cápita de energía se necesitarían varios planetas para generala con suficiencia para los 6 mil millones de seres humanos que hoy poblamos el planeta. En resumen, el desarrollo social es una asignatura pendiente de México y de toda la humanidad y aspecto esencial de este concepto corresponde a las relaciones sociales que se han propiciado al amparo de las políticas asistenciales. Diagnóstico que ha sido ratificado uno a uno en los foros internacionales convocados por la ONU.
¿Acaso se han logrado abatir los índices de violencia intra familiar por el hecho de ser beneficiario de los programas asistenciales? En México como en otros países el paternalismo en los programas sociales ya demostró que no es la vía para promover modificaciones de fondo que promuevan desarrollo humano integral y procesos de transformación humanizadora donde prevalezcan valores de equidad, tolerancia, respeto y capacidad de convivencia en la diversidad, etc.
La razón es muy sencilla: el paternalismo es una relación acrítica, opuesta a la corresponsabilidad de los beneficiarios e inherente a un sistema político clientelar. Objetivamente sus fines son otros muy distintos a los declarados.
En este contexto, y en relación a la lucha contra la pobreza y la marginación, parece necesario, urgente y oportuno repensar muchos conceptos; desde luego hace falta una profunda revisión del papel del Estado, de la sociedad, de cada ciudadano y de todos los actores. Revisión que va desde lo conceptual, el marco jurídico institucional, las relaciones intergubernamentales, la política de desarrollo, etc. Nadie puede decir que tiene la última palabra; sí que puede llegar a ofrecer opciones sobre todo si se parte de que vivimos la construcción de nuevos paradigmas de política social abiertos a su enriquecimiento y más nos vale que nos demos cuenta que solo los esquemas abiertos no fallecen al nacer.
Este puede ser parte del contexto en el que surge el PROGRAMA ADELANTE, dado a conocer por el Gobernador de Veracruz Javier Duarte.
Desde mi tesis para obtener el grado de licenciatura en la UNAM, (1981) llevo 30 años ocupándome del tema sin que vea cambios sustanciales. Recuerdo que siendo parte del equipo coordinador del Sistema Alimentario Mexicano (SAM) con aquella elemental investigación académica y a riesgo de que me borraran de la nómina, con la elección del tema de tesis pretendí cuestionar la política alimentaria del ex Presidente José López Portillo. Mi sorpresa fue tan grande como mi ingenuidad ya que recibir toda clase de felicitaciones y reconocimientos. No sé porqué insisto; debe ser porque es más fácil pensar en los pobres que ser parte de ellos.
Hoy la lucha por abatir la pobreza extrema se mezcla con la disputa por el poder porque México carece de una verdadera política social de estado. Esa sería la dirección en que habría que ir para delante.
Es de lamentar algunas de las reacciones que suscitó la presentación del Programa Adelante. Sobre todo habiendo pruebas oficiales y consenso evidente que cuestionan la política social hasta ahora llevada a cabo. La reacción inteligente no es la que defiende lo indefendible sino la que con visión estratégica asume la crítica y se adhiere a la propuesta correctiva del Gobierno del Estado de Veracruz – o de quien sea - para lanzarla más adelante. El rumbo cuestionado es el de la nación de la que los veracruzanos somos una parte.
¿Quiénes son los pobres? Hay pobreza social y pobreza conceptual; material y espiritual. Por eso afirmo que tan urgente es actuar como pensar en serio. Creo que estas reflexiones continuarán. Comentarios: romeo-gonzalez@hotmail.com





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