sábado, 22 de mayo de 2010

DEBATE POBRE POBRE DESTINO




MEXICO: DEBATE POBRE POBRE DESTINO
De acuerdo a las encuestas realizadas por las más importantes empresas del ramo, la mayoría de los mexicanos no tiene una buena opinión de los partidos políticos. No por algo, si se observa, la publicidad electoral coloca siempre en primer plano la imagen de los candidatos y no a las organizaciones que los promueven.

A otra pregunta expresa, los encuestados opinan que todos los candidatos prometen lo mismo. El abstencionismo como el fenómeno del voto nulo entre otras muchas manifestaciones confirman lo que ya se sabe desde hace tiempo: que los partidos políticos como organismos públicos son parte de las instituciones de un Estado de Derecho que vive la más severa de las crisis que haya padecido en toda su historia. La reforma al sistema electoral es parte de las asignaturas pendientes del Congreso y no se ve para cuando pueda llegarse a los acuerdos a que haría falta llegar para que la percepción ciudadana pasara se negativo a positivo.

En ese contexto se desarrollan las contiendas electorales. No se percibe una autentica competencia entre proyectos de fuerzas partidistas sino fundamentalmente entre candidatos. Las alianzas cupulares entre partidos ideológicamente adversos y la proliferación de candidatos convertidos en chapulines es otra manifestación de la crisis del sistema político mexicano.

En una sociedad frecuentemente convocada por los partidos, la Declaración de Principios y el Programa de Acción de los partidos son los documentos que más se desconocen no solo por la ciudadanía en general sino incluso por los propios militantes de cada organización. Lo mismo pasa con las llamadas Plataformas Electorales convertidos en simples documentos para el registro de candidatos. Tampoco parece haber interés por conocerles. De alguna manera el ciudadano común solo cree en lo que ve y lo que ve es la lucha por el poder como fin y no como instrumento de otros fines superiores.

Deteriorada la credibilidad en el discurso y en el afán de convencer para vencer, sea al presentar sus ofertas o al atacar al adversario, para los candidatos resulta de extraordinario valor “los hechos, las pruebas, los resultados, los compromisos cumplidos, la congruencia entre pensamiento, palabra y acción” y hasta la manipulación de “buenos sentimientos”. Sirve a la misma causa avalarse con la imagen de una vida familiar ejemplar.

Quizá a causa de todas las formas de la incredulidad y del “adelantamiento” que vienen experimentando los procesos electorales de los últimos años es que aun no empiezan las campañas legales y el discurso de los candidatos ya “se agotó”, ya terminó y empieza la repetición como disco rayado. ¿Tienen los aspirantes de todos los partidos algo más que decir que no hayan dicho ya?

¡Claro que sí! Falta lo mas importante para que el electorado no cautivo, el dudoso, se defina: falta que los candidatos hagan silencio de sus buenas intenciones y que digan cómo piensan crear 100 mil empleos, cómo bajar la delincuencia 50% , cómo terminar con la corrupción, cómo elevar el valor agregado de los productos del campo y cientos de promesas de todos calibres.


No nos hagamos patos, Veracruz depende en 90% de las participaciones federales, la inversión federal en el campo como en infraestructura de comunicaciones está centralizada en más del 85% y no se diga los programas sociales o apoyos a proyectos productivos que casi todos se deciden desde el gobierno federal.

En esas condiciones políticas, financieras y administrativas ¿Cómo piensan cumplir su oferta los aspirantes a gobernador de Veracruz? Lo lógico es que la propuesta de cada aspirante incluya un capitulo específico dedicado a las relaciones que estarían dispuestos a establecer la federación. Y nada de abstracciones y bravuconadas, se requieren acuerdos y reformas y no precisamente con una entidad sino para todo el país en los que participen todos los mexicanos. Para que el cambio en las relaciones Ejecutivo Federal- gobiernos estatales y municipales adquiera categoría de política pública tiene que involucrar a todos, de lo contario solo es una componenda.

Veracruz sólo construirá su viabilidad, como parte de la viabilidad que los mexicanos y las fuerzas políticas logren construir para México Ningún gobierno estatal puede sustraerse a esta verdad. Comercio exterior, participaciones federales, política macro económica, política fiscal, etc afectan a todas las entidades aunque se deciden en el nivel federal.

Es evidente la miopía de la clase política mexicana. Siempre incapaz de pensar y acordar más allá de sus narices de cada seis años locales y ni siquiera considerados como cimientos de un gran proyecto nacional en la era de la globalización. A un inversionista golondrino que instala maquiladoras en una semana y las desmantela en otra para largarse a China quizá no le importe mucho saber cual es el proyecto de nación a largo plazo de los mexicanos. En cambio los inversionistas en bienes de capital, los verdaderos grandes inversionistas exigirían por lo menos saber cuál es el proyecto de los mexicanos a 30 o 40 años.

Gobernar con rumbo es saber a qué Proyecto de largo plazo pertenecen las metas de corto plazo. Este es el gran debate ausente o silenciado y no solo por la falta de estudios de prospectiva sino también por la visión cortoplacista prevaleciente y los intereses mezquinos de una clase política que parece estar obsesionada más por el reparto del poder que por la transformación del país.

Hoy la economía de México esta por los suelos, las instituciones del Estado incluyendo el sistema político electoral padecen de cáncer, el gobierno mexicano no es capaz ni siquiera de garantizar la seguridad de los mexicanos, son evidentes los vacíos de poder empezando por el presidencial.

Sin embargo y pese a todo lo que indican las numerosas jornadas electorales que ahora se llevan a cabo en muchas entidades, la disputa por el poder político no es lo esencial de este momento en la vida de México, ojala fuera eso. Se sabría para qué proyecto cada fuerza busca el poder.

Sirve de ejemplo a esta apreciación dos discursos recientes. El de José Narro rector de la UNAM y el de Raúl Arias Lobillo rector de de la Universidad Veracruzana. El primero toca de frente el estado del ESTADO. El otro prefiere la visión académica falsificada que todo lo reduce a una “revolución del conocimiento”.

A propósito del debate entre candidatos a gobernador de Veracruz no se explica que la comunidad académica veracruzana rehúya su papel histórico con subterfugios legales. ¡No es solo Veracruz lo que está en juego, SEÑOR RECTOR! ¡Es toda la nación mexicana!

La explicación jurídico electoral en torno a ese debate, que la formulen los partidos; en cambio de la comunidad y autoridades universitarias se esperaría un argumento reflexivo, sustentado en la visión universalista que están obligadas a asumir las Universidades Públicas siguiendo el ejemplo de otras generaciones entre ellas la del 68 o la de principios del siglo pasado.

Desde hace dos años vengo proponiéndoles a las autoridades de la Universidad Veracruzana que la modernización académica no solo ha de ser tecnológica - instrumental sino también política y de compromiso con un proyecto de nación siempre inacabado, siempre condicionado, siempre en riesgo de naufragio. Nación que no sabe a donde va puede pensarse que ya llegó o tomar cualquier precipicio por vereda segura.

Como diría en una aula del Instituto de Administración Publica de Veracruz: “Gobiernos que no han desarrollado los indicadores que hagan medibles las metas de resultad final tampoco podrán demostrar la vinculación congruente entre Plan-Programa-Presupuesto quedando en el aire el discurso y el proyecto partidista expuesto en las campañas previas al arribo al poder”

Por eso, de lo que se trata es que nuestra máxima casa de estudios asuma su papel superior. No de instrumento del debate electorero oportunista sino del debate trascendente; el que se centra en las grandes transformaciones, en el PARA QUÈ DEL PODER POLITICO, el CÒMO hacer realidad metas y compromisos. Mediante qué políticas publicas y estrategias cada fuerza supone que puede transformar a este país.

En la actual etapa, casi todas las instituciones del Estado Mexicano están pervertidas en su papel debido a la prevalencia de la lucha por el poder inmediato entre las tres principales fuerzas políticas acompasadas por los poderes fácticos. ¡Nadie ha negado que en el Congreso de la Unión se hayan visto mezcladas la aprobación del paquete económico y cuotas de poder políticos! ¡Ni la CONAGO se salva de esa enfermedad llamada concertacesión! Es evidente que el IEV el IFE están capacitados para llevar a cabo un debate apegado a las normas que rigen el proceso electoral pero totalmente incapacitados para organizar un verdadero dialogo que demanda hoy la nación.


Precisamente por esa condición de perversidad que mezcla toda clase de intereses y sobre todo por su complejidad y tiempos para la maduración de acuerdos entre las fuerzas políticas es que se abren enormes oportunidades de transformación desde las entidades federativas. No sería la primera vez que las propuestas de un nuevo Pacto Social surgiera de la periferia al centro y porqué no, de la propia UNIVERSIDAD VERACRUZANA.


Su voz llegaría a todas las universidades del país. Los cientos de miles de jóvenes que ahora se preparan- entre ellos mis hijos- tiene derecho a participar y ser protagonistas de un dialogo civilizado y plural sobre el destino de la Nación a la que se supone servirán y la que esperan les brinde una oportunidad de trabajo productivo.

Hay que preguntarles a los aspirantes a gobernar Veracruz ¿Cuáles son sus propuestas al respecto?

Veracruz ni es la pieza perdida de un rompecabezas ni un barco suelto, cuyo destino esté al margen del destino de la nación. Esto debiera ser parte del debate y de la disputa del voto en lugar de la guerra en la fase del “debate”. Las campañas que merecemos todos los veracruzanos no se resuelven con debates simulados ni con la guerra sucia, la provocación y la judialización. .

Hay que insistir en la civilidad de las contiendas. Con la pretensión de “reventar” el próximo proceso electoral perdemos todos. Nada se construye en el caos ni sobre sobre cenizas.


Hasta ahora la humanidad sólo ha inventado dos formas de cambiar: La forma pacifica, civilizada y legal y la forma violenta sea mediante el golpe militar, la guerrilla o la guerra civil generalizada. Esto nos dijo nada menos que el exdiputado federal y expresidentes de la Comisión para la reforma del Estado en una conferencia en el Instituto de Administración Pública.

Y no le faltó razón. Por eso cabe la pregunta ¿quieren los candidatos y los partidos políticos verdaderamente elevar el nivel cultural de la contienda o están a favor de degradarla apostándole a un desenlace caracterizado por el encono, la confrontación, y la judicialización?

Si quieren lo primero, que se hagan a un lado y si acaso participen como invitados en el gran dialogo nacional en el seno de una de las pocas instituciones que gozan de algún margen de independencia de las fuerzas políticas y que tiene la capacidad para llevar a cabo ese dialogo en forma plural organizada, y profunda: las universidades. De una pluralidad que va mas allá de los partidos.


NADA SE CONSTRUYE SOBRE CENIZAS. EL UNICO CAMINO CIVILIZADO POSIBLE ESTA EN EL PERFECCIONAMIENTO DE LAS INSTITUCIONES DEL ESTADO MEXICANO QUE TANTO LE COSTARON A OTRAS GENERACIONES.

SIN ESTADO DE DERECHO NO HAY DEMOCRACIA, NO HAY JUSTICIA, NO HAY DESARROLLO NI OPORTUNIDADES DE VIDA PARA TODOS. ES MEXICO EL QUE ESTA EN PELIGRO COMO NACION.

NO EMPOBREZCAMOS MAS AL PAIS CON UN POBRE DEBATE. EL GRAN DIALOGO PUBLICO NACIONAL QUE HACE FALTA, SEGUIRA COMO ASIGNATURA PENDIENTE PASADA LA ACTUAL JORNADA ELECTORAL.



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domingo, 9 de mayo de 2010

EL PODER: La prueba del Hombre (Parte II)

EL PODER: La prueba del Hombre (Parte II)
El ser humano no es lo que él piensa de sí mismo. Tampoco lo que los demás puedan creer de él. Es esta una percepción subjetiva e irremediablemente...
Escrito por Romeo González MedranoTamaño del texto+-..EL PODER: La prueba del Hombre (Parte II)


El ser humano no es lo que él piensa de sí mismo. Tampoco lo que los demás puedan creer de él. Es esta una percepción subjetiva e irremediablemente insuficiente y deficiente. Aproximarnos a una percepción con pretensiones de objetividad de lo que es ésta o aquella persona, exige por lo menos remitirnos a sus obras, a sus acciones y omisiones de consecuencias objetivas. La respuesta total a cada circunstancia. “Por sus frutos los conoceréis”

La reserva tiene sentido y más tratándose del hombre en el poder o en camino hacia el mismo. Sólo la práctica ofrece el criterio de la verdad. De ahí la frase que dice: si quieres conocer a un hombre, ¡dale poder!

Han sido tantas las desilusiones que ha padecido el hombre en sociedad que ni curriculums, diplomas, condecoraciones, certificaciones o cartas de patente disminuyen el descrédito. Incluso el mismo conocimiento que pudieran ofrecer las ciencias sociales da solo para probabilidades. Certidumbre total, únicamente la fe.

Insisto, el ser humano no es el mismo en cada circunstancia que implique poder. Y no es el mismo el Presidente de la República del primer año que el Presidente en cada uno de los años subsiguientes (que se lo pregunten a Felipe Calderón) El hombre es producto de circunstancias e interactúa como creador o transformador de estas. (Tercera Tesis sobre Feuerbach de C. Marx)

El poder político es un poderoso instrumento que como los de un ciudadano común, ejerce poder sobre quien lo utiliza. Ejemplos más comunes los hay: un hombre puede reaccionar de manera distinta si porta o no porta un arma; si conduce un vehículo blindado que trasporta dinero. Un fenómeno que por ser real y de consecuencias posiblemente lamentables, para prevenirlo se han inventado técnicas y estudios. No ocurre lo mismo con el hombre en el poder político. Solo de dispone de pruebas a posteriori, de testimonios de quien disfrutó, padeció o fue indiferente a sus decisiones.

En prevención de la desilusión, el promotor de un político acude a todo lo que le sea útil. Sin embargo es un grave error pensar que un gobernante (por ejemplo J. Stalin) por ser de origen humilde es garantía para las causas nobles y justas como también es muy subjetivo afirmar que de un “encumbrado” no pueda salir un buen gobernante. De la edad, la “madurez”, “la experiencia” o la impetuosidad, de todo se construyen fantasías o mitos y como tales sirven para dirigirse a la masa, no al ciudadano pensante.

O sea, no importa la edad biológica, la extracción social, la formación académica, la afiliación partidista o ideológica del gobernante: puede ser demócrata - cristiano, socialdemócrata, liberal o neoliberal. En el poder, de todas las procedencias hay que han experimentado procesos de extrañamiento o de abandono de su personalidad original o de aquella que “vendieron” en imágenes antes de acceder al poder. Hasta los altos oficiales del ejército nazi regresaban amorosos a celebrar con sus hijos la navidad, horas después de haber ordenado que pasaran por los hornos crematorios miles de judíos.


Una anécdota: Recuerdo a un político muy distinguido, de todo mi respeto que ahora sostiene una afiliación distinta a la mía, cuando siendo Secretario de Gobierno le pregunté ¿puedo expresarle con entera libertad mis opiniones sin la preocupación de coincidir o no con las suyas? ¿No me va Usted a correr porque algunas veces opine de manera distinta a usted? a lo que él me contestó, “Romeo puede Usted estar seguro, lo invito a colaborar precisamente porque tiene criterio propio” Eso, fue ya hace tiempo. No lo he vuelto a tratar pero con tristeza he escuchado que está convertido en una personalidad rígida, autoritaria y que no escucha a nadie.

Otra anécdota: en la cárcel de Lecumberri – en la época del poder autoritario - conocí a militantes “comunistas” que le daban de golpes a sus esposas durante la visita conyugal. Otros llamados “maoístas” que inculcaban a sus pequeños hijos el libro rojo de Mao Tsé Tung en las pocas horas de visita familiar.

En conclusión el autoritarismo se da en todas las ideologías y formas de pensar. El Ingeniero Heberto Castillo me decía hace 40 años: para conocer mejor a un militante o a un líder, hay que observarlo en su vida familiar.

Retomando el tema, no hay duda, el Poder transforma o agudiza los rasgos preexistentes. También destruye pues pocos son los casos en que el hombre con poder político concluye su período sano y con sabiduría. Primero Ser, y después ser uno de tantos, uno igual entre los iguales, parecer ser privilegio de los verdaderos maestros.

En el México contemporáneo, son abundantes los ejemplos de un final destructivo del hombre en el poder. El deplorable estado en que han terminado Presidentes y ex Presidentes de la República es ejemplo de ello.

Para quien ha conocido y ejercido el poder, lo más difícil llega cuando tiene que dejarlo. Desde luego y con todo respeto y admiración, hay sus excepciones que saben “recargarse” de sentido de la vida y de vitalidad hasta sus últimos días. Virtud o cualidad que generalmente lleva implícita la capacidad para reconocerse, rectificar, perdonar, perdonarse. Son los que llegan a poseer el poder de la humildad como Mahatma Gandhi.

Sobre la patología de los seres humanos en el poder político se ha escrito mucho. La historia de las sociedades antiguas y modernas está llena de ejemplos. De todos los partidos, grupos y procedencias, se registran pruebas de que el poder puede producir libertadores, visionarios, conductores hombres de de estado, políticos de bien y de servicio y también seres “buenos para nada”, dictadores, ladrones, monstruos y degenerados. Manipulables o manipuladores.

Antonio López de Santana- personalidad estudiada maravillosamente por el maestro González Pedrero, fue el reflejo de una sociedad, la de su tiempo. (País De un solo Hombre: El México de Santana; Enrique González Pedrero, FCE 1993)

Siendo tan complejo el origen de la patología del hombre en el poder, cabe preguntarse: ¿Quién está enfermo el gobernante, enfermo en y por el poder o quienes no se preocupan ni se ocupan por investigarlo oportuna y suficientemente, antes de nombrarlo su representante? ¿Estaremos una vez más ante la dialéctica advertencia plasmada en la maravillosa frase maya colocada en el Museo de Antropología de la Ciudad de México que dice. “COMO ES ARRIBA ES ABAJO”..


EN CONCLUSIÓN, TODO PODEMOS ESPERAR DE NUESTROS GOBERNANTES MIENTRAS NO CAMBIEMOS COMO CIUDADANOS.

¡LASTIMA QUE CASI NADIE SE PERMITE HABLARLE ASI DE CLARO A LOS CIUDADANOS, Y MENOS EN TIEMPO ELECTORALES ! SE AGREDECEN SUS COMENTARIOS.



EL PODER: la prueba del Hombre (primera parte)

EL PODER: la prueba del Hombre (primera parte)
El poder político cambia a los seres humanos, los transforma y lo mejor que puede hacer aquel que lo detenta o que aspira a detentarlo es tomar sus precauciones si quiere que...
Escrito por Romeo González MedranoTamaño del texto+-..El poder político cambia a los seres humanos, los transforma y lo mejor que puede hacer aquel que lo detenta o que aspira a detentarlo es tomar sus precauciones si quiere que la confianza y la credibilidad en un momento conquistada, en lugar de venir a menos se multiplique. Se trata de un saldo positivo para el cual solo hay una fórmula y ésta se llama congruencia. Esfuerzo del gobernante por rescatar el poder como ejercicio para servicio de la sociedad.

Desgraciadamente es común que los seres humanos en el poder dejen de ser lo que son - uno de tantos- para convertirse en otra cosa muy diferente. Si analizar el tema formara parte de la agenda pública o por lo menos tema obligado de ciudadanos y partidos, es posible que los electores nos equivocáramos menos al depositar nuestra voluntad cuando ejercemos el voto.

Suele pasar que detrás de un candidato a gobernar se esconda un enfermo mental y peor aun, que el electorado lo ignora. Cuando llega a saberlo, ya es tarde. La humanidad ha conocido y padecido toda clase de enfermos mentales en el poder, que lo ejercieron con todas sus consecuencias; caso J. Stalin, Hitler, Gustavo Díaz Ordaz, etc. Es larga la lista de dictadores surgidos bajo el amparo de las más diversas ideologías o banderas políticas.

Desgraciadamente los ciudadanos en lugar de preguntarnos y ocuparnos por conocer cuestiones de fondo de la personalidad de los candidatos, permitimos ser aplastados por el bombardeo de imágenes y mensajes cargados de “nobleza”,”belleza”, frases bonitas transmisoras de buenas intenciones. La legislación electoral lo permite. La mercadotecnia lo asiste. Todos los Partidos Políticos y los candidatos contratan esos servicios. El subdesarrollo político de la sociedad y la necesidad de creer en gobernantes todo - poderosos y providenciales, lo demanda.


Hay oferta y demanda para un nivel de la comunicación dentro del cual jamás veremos a un candidato que carezca de una sonrisa, y hasta los mas serios publican espectaculares con imágenes foto-sonrisa como si en lugar de aspirar a una compleja e importante responsabilidad, participaran en un concurso de simpatías. Pero si el candidato por naturaleza carece de esa expresión, es algo que poco importa, se le inventa y punto. Caso del Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. Lo que importa es ganar simpatía y no importan los medios que se requieran para lograrlo.

¿Qué pasa con el gobernante que en su tiempo de candidato y por lo mismo de conquistador de simpatías solo se le conoció por lo que de él permitió conocer una simple herramienta como la mercadotecnia?

¿Desde cuando las mejores decisiones se toman por la influencia del más irracional de los inventos del hombre?

¿Por qué la legislación electoral permite que los candidatos de los partidos se den a conocer como si fueran cosméticos o marca de refrescos? ¿En dónde está el espacio para que otras herramientas o disciplinas científicas formen parte de un ejercicio democrático de dialogo con la sociedad? Ni siquiera llegamos a debatir sobre los antecedentes de conducta en condiciones de ejercicio de algún poder.

Sea lo que sea, votar sin razonar para otorgar poderes casi absolutos, unipersonales, sin contrapesos, sin eficientes mecanismos de revocación del mandato, sin normas que precisen los límites del poder, es lo que lleva a convertir a los gobernantes en dioses temporales. Dioses a los que les hacemos creer y creemos que solo lo dicho y decidido por ellos tiene fundamento y razón de ser y que todo a su paso se puede transformar.


Claro, luego nos quejamos amargamente que los que nos gobiernan han perdido equilibrio, ecuanimidad, la prudencia, responsabilidad, honestidad y todas las virtudes que supone el buen gobierno. Otras veces denunciamos el hecho cual adolescentes desilusionados del primer amor y nos lamentamos de que el ser amado se haya convertido en uno monstruo que no era lo que parecía ser. Cierra este patrón de comportamiento la resignación hasta que termine el período para el cual fueron designados. Sucede en la sociedad grande y en la pequeña, la familia.

Más de 2000 años de cristianismo no han servido para nada. Faltamos irremediablemente el primer mandamiento.

¿Qué le pasa al ser humano en el poder? ¿Será verdad que ya en el poder el gobernante se enferma o será ésta una verdad a medias a la que habría que añadirle que en otras ocasiones tan solo se agrava lo existente?

¿Con quién comparte sus más importantes decisiones el gobernante? ¿Quien está junto a él a la hora de las presiones y las tentaciones? ¿Sólo su conciencia? ¿Acaso hay un amigo o colaborador leal, capaz de desafiar el temor de expresarle disentimiento?

En teoría el partido político del gobernante debiera ser el máximo de conciencia organizada. En la realidad todos sabemos que solo es una estructura subordinada sin criterio propio.

¿Tiene el gobernante consejeros incondicionales o colaboradores y amigos dispuestos a herirle con la verdad para no ofenderle con la mentira? ¿La estructura mental del gobernante le permite tolerar, aceptar y asimilar la crítica de algún colaborador o detrás de cada discrepancia ve a un desleal y potencial enemigo que hay que eliminar?

Por lo que sea, decir que el poder cambia a las personas es ya una frase común y al parecer saberlo no nos ha hecho recapacitar lo suficiente como para ocuparnos de las medidas eficaces que podrían prevenir o remediar el mal.

En resumen, lo quiera o no el gobernante, quien gobierne tiene todos los recursos y posibilidades de satisfacer crecientes necesidades del ego, de acumulación de bienes materiales e incluso de poder para perpetuarse en el poder lo que resulta posible y hasta explicable cuando se dan vacíos o deterioros institucionales como los que manifiesta el llamado “gobierno fallido”

Nadie en el poder está excento de extravío o desequilibrio. Es el poder una de las pruebas más completas a que se enfrenta el hombre en toda su vida y con toda la estructura que haya adquirido. No hay institución educativa que enseñe al respecto. Si acaso algunas marginadas escuelas esotéricas lo contemplan. No hay titulo universitario que certifique estar preparado para gobernar. Puede si, contarse con la voluntad y la actitud de siempre y a todos escuchar y la de consultar y rodearse de los mejores y más capaces veracruzanos.

Quizá todas estas ocurrencias sean solo fantasías de un ciudadano demócrata, justamente lo que algunos estudiosos afirman que no existe en México.