El gobierno del estado de Veracruz comprará 10 dragas; una decisión muy esperada, porque permitirá desazolvar nuestros ríos, causa inmediata de las inundaciones. Pero la decisión – como otras tantas que se han tomado - también nos demuestra que la ruta, que el rumbo elegido es el correcto: mas facultades y recursos a los estados y municipios para ser menos dependientes de dadivas federales.
De esta dura temporada, podemos y debemos sacar muchas las lecciones de las inundaciones. Unas, seguramente ya las tiene asimiladas el gobierno estatal, especialmente sus áreas de protección civil y otras que faltará por aprender.
Veracruz tiene el privilegio de contar con poco más de la tercera parte de todos los recursos hidrológicos del país. Agua, agua por todas partes, por el cielo y por la tierra y por debajo del suelo. Agua que puede ser vida, generación de energía, limpieza y salud, producción agropecuaria, y sobre todo de alimentos o potencial turístico. En pocas palabras se cuenta con una de las más fuertes palancas para un nuevo desarrollo que sea compartido, que sea para todos y no solo para unos pocos.
Otra lección: Se demostró que los veracruzanos tenemos capacidad de prevención y de operación ante contingencias. Cada vez más capacidad de coordinación en las operaciones de rescate para evitar pérdidas, sobre todo humanas. Hay evidente capacidad de colaboración de la población afectada y la fuerza de la generosidad hacia nuestros semejantes. Una fuerza que une, que reconstruye lazos humanos que creíamos que se había perdido.
Pero….. (siempre hay un pero) si hemos de tratar de hablar con la verdad, hay que referirnos a otro tipo de lecciones: el que más tiene, también le toca más responsabilidad, la de cuidar lo que tiene. Cuidar el bosque cuidar el agua y cuidarnos del agua y pagar la cuota de esfuerzo que ello representa porque gratis no hay nada y es en este terreno en donde con los desbordamientos y las incontrolables corrientes de agua, salieron a flotar otras cositas, nada agradables por cierto y que tarde o temprano tendremos que afrontar si no queremos ser una comunidad de damnificados permanentes.
Por ejemplo, urge revisar, actualizar y hacer respetar esos planes de desarrollo urbano y hacerlos obligatorios, porque hasta ahora no se respetan por casi nadie.
Urge que los nuevos 212 alcaldes sean convocados a empezar con la prioridad de la basura; que digan con qué cuentan y qué les falta y cómo se va a atender el problema en forma local o regional. Falta un verdadero programa estatal de rellenos sanitarios o centros de reciclamiento: Con inversión privada, o mixta, pero a entrarle ya. La responsabilidad, jurídicamente es compartida aunque a cada quien le toque algo distinto. Falta más acción educativa de los medios para que apoyen el desarrollo de una nueva cultura ambiental como la que impulsa el DIF estatal con el Programa Tu Decides.
Es necesario que los tres niveles de gobierno y la misma Cámara de Diputados aborden el reto de las reservas territoriales que se necesitan para los asentamientos humanos y las familias que día a día crecen y demandan suelo seguro, equipado con servicios y a precios populares.
Necesitamos activar y poner a trabajar los Consejos de Desarrollo Urbano en cada región porque hay problemas cuyas soluciones deben condensarse o de lo contrario ni para atrás ni para adelante y esto es tarea en primer lugar de la SEDESMA.
Es importante también hacer efectivo el programa ABC AGUA, BOSQUES Y CUENCAS, que no se quede ni en el papel ni solo en decreto porque sin un freno efectivo a la deforestación, nos vamos a volver planicie desértica por el deslave de los cerros.
Necesitamos revisar las ley de responsabilidades de los funcionarios públicos estatales y municipales, el programa del Instituto de Acceso a la Información y acabar con el disimulo y la corrupción que propicia la construcción de unidades habitacionales en zonas que no reúnen los requisitos como vimos en Poza Rica.
Todo mundo sabe que son los ayuntamientos donde se cocinan los negocios sucios empezando por los permisos de construcción. Necesitamos que como un servicio social de las asociaciones de abogados y de los estudiantes de derecho se revise toda la legislación urbana para cambiar lo que haya que cambiar. Falta infraestructura de servicios, control del crecimiento urbano, planeación de asentamientos y planes de vialidades
FHB dijo “Veracruz está azolvado” y las inundaciones son causadas por el desbordamiento de los ríos que están llenos de basura, de plásticos y de diversos desechos”. Pues entonces yo digo hay que ir a las causas estructurales, las de fondo, y que se atiendan todos los frentes si queremos que en estos años por lo menos queden sentadas las bases del tan proclamado desarrollo sustentable.
De esta dura temporada, podemos y debemos sacar muchas las lecciones de las inundaciones. Unas, seguramente ya las tiene asimiladas el gobierno estatal, especialmente sus áreas de protección civil y otras que faltará por aprender.
Veracruz tiene el privilegio de contar con poco más de la tercera parte de todos los recursos hidrológicos del país. Agua, agua por todas partes, por el cielo y por la tierra y por debajo del suelo. Agua que puede ser vida, generación de energía, limpieza y salud, producción agropecuaria, y sobre todo de alimentos o potencial turístico. En pocas palabras se cuenta con una de las más fuertes palancas para un nuevo desarrollo que sea compartido, que sea para todos y no solo para unos pocos.
Otra lección: Se demostró que los veracruzanos tenemos capacidad de prevención y de operación ante contingencias. Cada vez más capacidad de coordinación en las operaciones de rescate para evitar pérdidas, sobre todo humanas. Hay evidente capacidad de colaboración de la población afectada y la fuerza de la generosidad hacia nuestros semejantes. Una fuerza que une, que reconstruye lazos humanos que creíamos que se había perdido.
Pero….. (siempre hay un pero) si hemos de tratar de hablar con la verdad, hay que referirnos a otro tipo de lecciones: el que más tiene, también le toca más responsabilidad, la de cuidar lo que tiene. Cuidar el bosque cuidar el agua y cuidarnos del agua y pagar la cuota de esfuerzo que ello representa porque gratis no hay nada y es en este terreno en donde con los desbordamientos y las incontrolables corrientes de agua, salieron a flotar otras cositas, nada agradables por cierto y que tarde o temprano tendremos que afrontar si no queremos ser una comunidad de damnificados permanentes.
Por ejemplo, urge revisar, actualizar y hacer respetar esos planes de desarrollo urbano y hacerlos obligatorios, porque hasta ahora no se respetan por casi nadie.
Urge que los nuevos 212 alcaldes sean convocados a empezar con la prioridad de la basura; que digan con qué cuentan y qué les falta y cómo se va a atender el problema en forma local o regional. Falta un verdadero programa estatal de rellenos sanitarios o centros de reciclamiento: Con inversión privada, o mixta, pero a entrarle ya. La responsabilidad, jurídicamente es compartida aunque a cada quien le toque algo distinto. Falta más acción educativa de los medios para que apoyen el desarrollo de una nueva cultura ambiental como la que impulsa el DIF estatal con el Programa Tu Decides.
Es necesario que los tres niveles de gobierno y la misma Cámara de Diputados aborden el reto de las reservas territoriales que se necesitan para los asentamientos humanos y las familias que día a día crecen y demandan suelo seguro, equipado con servicios y a precios populares.
Necesitamos activar y poner a trabajar los Consejos de Desarrollo Urbano en cada región porque hay problemas cuyas soluciones deben condensarse o de lo contrario ni para atrás ni para adelante y esto es tarea en primer lugar de la SEDESMA.
Es importante también hacer efectivo el programa ABC AGUA, BOSQUES Y CUENCAS, que no se quede ni en el papel ni solo en decreto porque sin un freno efectivo a la deforestación, nos vamos a volver planicie desértica por el deslave de los cerros.
Necesitamos revisar las ley de responsabilidades de los funcionarios públicos estatales y municipales, el programa del Instituto de Acceso a la Información y acabar con el disimulo y la corrupción que propicia la construcción de unidades habitacionales en zonas que no reúnen los requisitos como vimos en Poza Rica.
Todo mundo sabe que son los ayuntamientos donde se cocinan los negocios sucios empezando por los permisos de construcción. Necesitamos que como un servicio social de las asociaciones de abogados y de los estudiantes de derecho se revise toda la legislación urbana para cambiar lo que haya que cambiar. Falta infraestructura de servicios, control del crecimiento urbano, planeación de asentamientos y planes de vialidades
FHB dijo “Veracruz está azolvado” y las inundaciones son causadas por el desbordamiento de los ríos que están llenos de basura, de plásticos y de diversos desechos”. Pues entonces yo digo hay que ir a las causas estructurales, las de fondo, y que se atiendan todos los frentes si queremos que en estos años por lo menos queden sentadas las bases del tan proclamado desarrollo sustentable.