Toda la vida que hay inundaciones se dan soluciones mediáticas y de todo genero. Sin embargo, se rehabilita el mismo modelo de asentamientos humanos y peor aun, como si el cambio climático y sus efectos no existieran.
Con solidaridad y mucho esfuerzo se sale de la emergencia, se “evalúan” los daños, se gestionan fondos extraordinarios y se invierte en obras y acciones. En 1999, la lección de las inundaciones de ese año y subsiguiente llevó a que el gobierno de Miguel Alemán, intentar correcciones con un programa de obras de protección.
Recuerdo perfectamente que con la construcción del muro de protección en Minatitlan se supone que se lograría la seguridad y la tranquilidad que tanto habían demandado sus habitantes acostumbrados a las inundaciones por el desbordamiento del río Coatzacoalcos. Protección que no resultó.
En la desembocadura del Río Chiquito municipio de Agua Dulce, dragado y obras con el mismo fin. Otras obras realizadas fueron las de protección en la margen izquierda del río Tecolutla en Gutiérrez Zamora.
De cada inundación surge un programa de reconstrucción y las consiguientes obras de protección.
Hoy las palabras son mucho mayores. Para miles de familias y comunidades nada volverá a ser igual después del huracán Karl, sencillamente porque al regresar a vivir lo hacen sobre las mismas condiciones de riesgo. El caso del Floresta como el de las Gaviotas en Poza Rica y muchas localidades es de terror e insomnio.
Lo que hace falta es un replanteamiento total del uso del territorio veracruzano. Hace falta un Plan Hidráulico Integral a 30 0 40 años que se sustente en estudios actualizados del cambio climático y sus efectos. Programas de Ordenamiento urbano actualizados. Falta un programa para la creación de reservas territoriales de norte a sur que incluya las obras necesarias de infraestructura y equipamiento. La oferta de suelo para vivienda ya no puede dejarse en manos de los líderes especuladores ni de los supuestos empresarios de la vivienda.
La infraestructura hidrosanitaria de Veracruz es obsoleta e insuficiente. El diagnostico del Consejo Veracruzano del Agua estima necesidades de inversión del orden de los 30,000 millones. Eso antes de Karl. Los organismos operadores han servido para todo menos para lo que fueron creados y si no pregúntenle al Presidente Municipal de Xalapa. Miles de localidades siguen descargando aguas residuales al cauce de los ríos y algunas de ellas no son tan pequeñas como es el caso de Córdoba. Recordemos que la venganza de los ríos no es un cuento o una película sino una posibilidad real porque todo lo que se deposite en será regresado a los habitantes.
Es necesario buscar y comprar suelo para miles de familias que aun viven en zonas de riesgo o en otras que no estando clasificadas hasta así antes del huracán, hoy tendrán que reclasificarse.
En fin, pensar en serio no es ni parchar ni dar calmantes. Pasada la emergencia y recuperada cierta normalidad, los tres ordenes de Gobierno tendrán que acordar un programa real de reconstrucción sustentable y eso no es asunto de unos días como pretende el representante presidencial. Es más el Programa de Reconstrucción que merecen los veracruzanos amerita la presencia del Secretario de Hacienda, o sea el de la lana.